El exceso de contaminación es devastador en la población española: dos de cada cinco españoles (18,5 millones) respiran un aire que no cumple con los estándares que se podrían considerar como saludables.
Esta es la lectura liviana, porque si se tienen en cuenta los valores recomendados por la OMS, la población que respira aire contaminado trepa hasta los 45,9 millones de personas, o sea, el 98,6% de la población. Y va en aumento: el año pasado hay 1,2 millones de personas más que son afectadas por este problema.
Las consecuencias de la salud son más graves de lo que se piensa: el exceso de contaminación causa más de 25.000 muertes prematuras en España, o sea, 15 veces más que los accidentes de tráfico. Además, se genera un inmenso gasto sanitario que se acerca a los 46.000 millones de euros, lo que equivale al 4,7% del PIB.
La crisis había puesto un pequeño freno a las emisiones de gases contaminantes, pero los índices se han vuelto a disparar de la mano de la reactivación industrial y de una mayor circulación de vehículos.
El castigo del ozono
Estas cifras surgen del informe ‘La calidad del aire en el estado español durante 2015’, compilado por la ONG Ecologistas en Acción. Allí se describe que casi dos tercios del territorio español (322.000 km2) están expuestos a niveles de contaminación tan altos que dañan la vegetación y los ecosistemas. De hecho, España e Italia son los dos países europeos con mayores daños por la contaminación por ozono en la agricultura.
Los mayores agentes contaminantes son las partículas en suspensión, el dióxido de nitrógeno, el ozono troposférico y el dióxido de azufre, que provienen de toda clase de emisores: en las ciudades, del tráfico de coches, camiones y buses; además de aviones y grandes barcos, como cruceros y mercantes. Las áreas fabriles y las centrales termoeléctricas de carbón y petróleo son otros grandes generadores del exceso de contaminación, mientras que en las zonas suburbanas y rurales los problemas llegan por la transformación de los contaminantes del tráfico y las industrias en otros gases como el ozono.
Problemas en toda la geografía
Aunque en varias comunidades autónomas la evaluación de las partículas en suspensión «es insuficiente» (en algunas, hay solo una estación con equipos de medición adecuados), los análisis revelan que las grandes áreas metropolitanas superan ampliamente los límites de la normativa vigente. Madrid, Barcelona, A Coruña, Córdoba, Las Palmas, Valencia y Murcia son alguna de ellas.
En tanto, las grandes áreas industriales de la Bahía de Algeciras (Andalucía), Huelva, el Valle de Escombreras (Murcia) o Puertollano (Castilla-La Mancha) también tienen una alta presencia de partículas, dióxido de nitrógeno y dióxido de azufre, agentes que también se concentran en el entorno de las mayores centrales termoeléctricas de carbón de Andalucía, Aragón, Asturias, León y Galicia.
Y como si no hubiera suficiente con estos agentes, los niveles de ozono se incrementan por el ascenso de las temperaturas en verano y las continuas olas de calor.
Inacción oficial
La ONG critica que el Plan Aire que presentó el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente «no es más que un documento de buenas intenciones», porque carece de financiación, rango legal y mecanismos eficaces para combatir el problema.
Además, denuncia que el Gobierno español «recurre al maquillaje legal» de fijar unos límites de contaminación más relajados que los recomendados por la OMS.
Fuente: http://www.economiadigital.es/
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