La Comisión Europea ha publicado la comunicación sobre la estrategia europea en materia de suelos, que se enmarca dentro de la Estrategia de la UE sobre Biodiversidad para 2030 y actualiza la relativa a la protección del suelo, que data de 2006. En esta comunicación, la Comisión afirma que para 2022 revisará la Directiva sobre emisiones industriales y en 2023 evaluará la Directiva sobre responsabilidad medioambiental, incluso en lo que respecta a la definición de daños a la tierra y el papel de la seguridad financiera.
También utilizan el ejemplo de Bélgica y su identificación de 1.600 lugares contaminados por mercurio como contraste frente a otros países que afirman no tener ningún caso de contaminación por este elemento químico. La tesis de la Comisión es que este país cuenta con leyes contra la contaminación muy estrictas, además de una investigación del suelo sistemática y obligatoria para todas las actividades de riesgo potencialmente contaminante. Además, esta investigación resulta obligatoria para vender cualquier tierra en este país.
Por ello, la comunicación considera que la aplicación de la legislación del suelo en toda la UE estableciendo obligaciones comunes de investigación y descontaminación del suelo podría aportar importantes beneficios económicos y ventajas competitivas. Incluso estima que podría aumentar el empleo en este sector en 25.000 personas e incrementar su volumen de negocio hasta los 1.850 millones de euros al año.
La Comisión Europea recalca que las diferencias actuales entre los Estados miembros en cuanto al nivel de ambición y los esfuerzos para identificar y registrar suelos contaminados genera inseguridad jurídica a las empresas porque su base de costes para hacer frente a la descontaminación y la remediación depende del Estado miembro donde se encuentra su empresa.
A continuación se muestran los objetivos específicos en materia de contaminación de suelos:
Objetivos para 2030
- Alcanzar un buen estado químico y ecológico en las aguas superficiales y un buen estado químico y cuantitativo en las aguas subterráneas para 2027.
- Alcanzar un progreso significativo en la rehabilitación de sitios contaminados.
Objetivos para 2050
- Reducir la contaminación del suelo a niveles que ya no se consideren perjudiciales para la salud humana y los ecosistemas naturales, además de respetar los límites que nuestro planeta puede afrontar, creando así un medio ambiente libre de tóxicos.
Para lograr estos objetivos, la Comisión indica acciones específicas:
- Desarrollar una legislación europea sobre salud del suelo (Ley de Sanidad del Suelo) que garantice la igualdad de condiciones en estas cuestiones, así como un alto nivel de protección del medio ambiente y la salud.
- Investigar las tierras excavadas generadas, tratadas y reutilizadas en la UE, además de comparar la situación del mercado en los Estados miembros para 2023.
- Evaluar la necesidad y el potencial de disposiciones jurídicamente vinculantes para un «pasaporte para suelo excavado«. Este pasaporte debe reflejar la cantidad y calidad del suelo excavado para garantizar que sea transportado, tratado o reutilizado de manera segura en otro lugar.
Para llevar todo esto a cabo, la Comisión Europea quiere, en cooperación con los Estados miembros y las partes interesadas, facilitar el diálogo y el intercambio de conocimientos sobre las metodologías de evaluación de riesgos de la contaminación del suelo e identificar las mejores prácticas. Esto permitirá desarrollar, para 2024, una lista de prioridades de la UE para los contaminantes de mayor o menor preocupación que plantean riesgos significativos para la calidad del suelo europeo.
El documento recuerda que la remediación del suelo debe ser la solución de último recurso, cuando la prevención, la minimización y el control de la fuente de contaminación hayan fallado y también cuando los contaminantes hayan podido llegar al suelo y planteen riesgos para el medio ambiente y la salud humana. Los suelos son ecosistemas esenciales que prestan valiosos servicios, como el suministro de alimentos, energía y materias primas, la captura de carbono, la depuración y la infiltración del agua, la regulación de los nutrientes, el control de plagas y las actividades recreativas. Además, son cruciales para combatir el cambio climático, proteger la salud humana, salvaguardar la biodiversidad y los ecosistemas, así como para garantizar la seguridad alimentaria.
Fuente: Asegre
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