Bruselas lanza su gran proyecto climático que veta los turismos de gasolina, diésel, gas e híbridos e incluye un fondo de 72.000 millones para compensar el alza de los precios de la energía.
La industria europea de la automoción, que representa el 6 % del empleo y más del 7 % del PIB comunitario, tendrá que desprenderse progresivamente de los motores contaminantes hasta que en 2035 en la Unión Europea (UE) sólo se comercialicen vehículos limpios, con el coche eléctrico como gran baza de futuro.
Al menos esa es la propuesta de la Comisión Europea (CE) dentro del gran paquete legislativo para descarbonizar la economía de la UE a mitad de siglo, que tendrá que negociarse a continuación con los Estados miembros, representados en el Consejo, y con la Eurocámara.
“El 20 % de nuestras emisiones sigue procediendo de nuestras carreteras”, declaró este jueves la comisaria europea de Transporte, Adina Valean, en la presentación de la gran propuesta legislativa de la Comisión Europea.
Pese al importante acelerón medioambiental que se pretende dar a la automoción, el esfuerzo se concibe como un impulso para que sea más competitiva en el futuro sin CO2 que se avecina.
“No vamos a dejar a nuestra industria abandonada, no vamos a desindustrializar Europa con nuestra política climática”, dicen fuentes europeas.
Vehículo eléctrico
Según la propuesta de Bruselas, el objetivo de contaminación máxima por vehículo de 95 gramos de CO2 por kilómetro tendrá que reducirse hasta el 55 % para los coches en 2030 y hasta el 50 % para las furgonetas, frente al 37,5 y 31 % vigentes en la actualidad.
“Un 37,5 % menos que 95 gramos no es suficiente, pero no es una broma”, apuntan fuentes comunitarias, que señalan que el sector está muy implicado en transformarse.
Aunque se hará una revisión general de la propuesta en 2028, no se esperan cambios hasta el final de la década para dar tiempo a la industria a adaptarse a la transición.
Pero a partir de entonces la Comisión quiere que desaparezcan los incentivos para el vehículo eléctrico, que para esa fecha “ya deberían de haber tenido efecto”, explica un funcionario comunitario de alto rango.
Cero emisiones
Y, para 2035, Bruselas quiere que sólo se puedan vender en la Unión Europea vehículos de cero emisiones, lo que de facto, en función del desarrollo tecnológico actual, dejaría al coche eléctrico como única opción de mercado y convertiría los híbridos en tecnologías de transición.
La fecha es más ambiciosa que el 2040 que se habían fijado algunos países como España o Francia y se alinea con los planes recientemente anunciados por Volksvagen, el mayor constructor de la UE.
Bruselas cuenta con que la flota de combustión se reemplace completamente para 2050, fecha en que todo el sector del transporte debería de haber reducido sus emisiones en un 95 %.
Motos y camiones
A las motocicletas también les “llegará su turno”, avisan en la Comisión, donde explican que los vehículos de dos ruedas no entran en esta propuesta legislativa porque la tecnología eléctrica no está tan afinada como en el caso de los coches, ni tampoco tienen tanto impacto climático. Sí verán revisados sus objetivos los camiones y vehículos pesados, pero en una propuesta separada que se presentará en 2022.
“Si Europa no produce vehículos eléctricos, China lo hará. Al final, alguien va a producir coches limpios. Mejor que estemos adelante”, explica un alto funcionario europeo con un razonamiento que se puede aplicar también a la fabricación de baterías.
Baterías
La CE creó en la pasada legislatura una “alianza” para potenciar en Europa un sector que actualmente depende de China y con esta propuesta espera incentivar el despliegue de una capacidad de carga equivalente a 16,5 millones de puntos para 2050.
“Queremos que los europeos puedan recargar sus vehículos en todas partes, sin tener que preocuparse de si encontrarán puntos de carga”, dicen en la CE.
Otras medidas
El transporte rodado entrará también, a partir de 2026, en el revisado sistema europeo de comercio de emisiones de carbono ETS, haciendo pagar por el CO2 emitido a los distribuidores de combustibles, a los que se pretende incentivar para que apuesten por los biocombustibles, que tendrán además una fiscalidad más barata.
Empleo
La transición hacia el vehículo eléctrico generará nuevas oportunidades, pero también orillará a algunos productores en la Unión Europea, donde 13,8 millones de personas trabajan en la automoción.
“Las normas que proponemos probablemente tendrán un mayor impacto en fabricantes de motores y de sus componentes”, explican fuentes comunitarias.
Pero la regulación da suficiente tiempo de adaptación para una “transición justa para todos”, subrayan las fuentes, que apuntan a que el empleo crecerá en otros subsectores, como la electrónica, baterías, la inteligencia artificial o la robótica.
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