Estas empresas habrían emitido unas 35.000 toneladas de CO2 por la gestión irregular de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos.
La Guardia civil investigó durante un año a 22 empresas situadas en las provincias de Alicante, Valencia, Murcia, Almería, Málaga, Albacete, Ciudad Real y Mallorca, como presuntas responsables de un delito contra los recursos naturales y el medio ambiente, por actos continuados de contaminación por medio del tratamiento y comercialización incorrecta de residuos peligrosos procedentes de aparatos eléctricos o electrónicos.
Los agentes del Seprona examinaron documentación que indica que casi 600.000 kilos de compresores fueron enviados a Pakistán sin que se pueda acreditar una correcta descontaminación. Además, los investigadores han localizado más de 133.000 kilos de compresores (15.019 unidades) en las empresas inspeccionadas dentro de la ‘la operación Redivivu’. La suma de los compresores enviados al país asiático y los encontrados en territorio nacional supondrían una emisión aproximada de 35.385 toneladas de CO2 a la atmósfera.
La investigación comenzó el febrero del pasado año durante la inspección a una empresa gestora de residuos, cuando los agentes descubrieron que el tratamiento y comercialización que daban a los componentes procedentes del tratamiento para la descontaminación de aparatos eléctricos o electrónicos era totalmente incorrecta. Bajo la sospecha de que podría haber más empresas implicadas, se decidió investigar los lugares de origen y tránsito de éstos y otros residuos, así como el destino final de los mismos. En total se inspeccionaron 43 empresas en las provincias de Alicante, Valencia, Murcia, Almería, Málaga, Albacete, Ciudad Real y las islas de Mallorca, Menorca e Ibiza.
Escape de gases
En muchas de ellas, se localizaron compresores sin descontaminar y que no contaban con las autorizaciones preceptivas para el tratamiento de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE). Sin embargo, el método más habitual fue el de la ‘canibalización’, el cual consiste en desmontar los aparatos rompiéndolos de forma abrupta o cortando directamente los tubos de los frigoríficos, para conseguir sacar el cobre u otras piezas de valor del interior. Del estudio de la documentación, se comprobó que el destino de los compresores era Pakistán, donde finalmente se les valoraría en una planta de desmantelamiento para su posterior fundición.
La rotura de los compresores de aparatos eléctricos o de otros componentes sin las herramientas adecuadas, provoca el escape de gases contaminantes a la atmósfera, y el vertido al suelo y subsuelo de aceites peligrosos, con el peligro que ello conlleva; además, hace que su reutilización sea prácticamente inviable. Por ejemplo, un frigorífico consta de un circuito cerrado para su funcionamiento, y siempre que se libera dicho circuito extrayendo el compresor, se emite a la atmosfera aproximadamente un 30% de los gases del aparato.
Fuente: El Correo, El Español
Deja tu comentario