El Colegio Oficial de Ingenieros Industriales ha remitido un documento con recomendaciones al grupo de expertos que trabaja en la Ley de Cambio Climático y Transición energética, en el que, entre otras medidas, aconseja al Gobierno evitar que ninguna fuente de hidrocarburos llegue al 50 por ciento así como apoyar una mayor penetración del vector eléctrico en la demanda de energía final, sobre todo en el transporte y la movilidad sostenible.
Así lo ha desvelado el nuevo decano del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, César Franco, en una entrevista con Europa Press con motivo de su reciente nombramiento como decano.
Franco considera «imparable» la actual revolución digital y económica y confía en su contribución en la transición energética hacia una economía baja en carbono en España para lo que ve necesario atraer a los jóvenes y a las mujeres a la ingeniería.
En este sentido, ha explicado que el informe técnico que el colectivo de ingenieros ha remitido al citado grupo supone un marco de referencia y actuaciones, entre las que se insta a realizar un conjunto de inversiones y acciones, como por ejemplo cambiar el modelo de transporte o favorecer la interconexión eléctrica con Francia para alcanzar el 10 por ciento en 2020 y el 15 por ciento en 2030.
Entre estas recomendaciones también destaca la importancia de potenciar una gestión de la demanda razonable, incluyendo acuerdos de garantía de suministro, ahorro y eficiencia energética y la mejora de la intensidad energética.
Propuestas contra el Cambio Climático
Otra de las propuestas donde el representante de los ingenieros ve «margen de maniobra» es en los peajes y costes ajenos a la generación, transporte y distribución que se deberían quitar de la tarifa eléctrica y pasarlos a los presupuestos generales del Estado. Estas propuestas forman parte del documento que aboga por una reforma profunda del mercado de la electricidad y por apostar por el desarrollo del autoconsumo incluidos los de balance neto.
Entre otras de las recomendaciones formuladas, ha añadido que se debe lograr un mercado eficiente de CO2 con señales claras al mercado de cara a la descarbonización y la instalación de la generación eléctrica libre de emisiones.
En este contexto, Franco defiende el papel de los ingenieros industriales que están «tratando de pujar en esta dirección» en los distintos sectores energéticos donde intervienen, como la nuclear, los combustibles fósiles, el agua, las energías renovables y en medio ambiente en general.
«Somos una asociación profesional con margen de maniobra y capacidad de desarrollo de la industria en general», ha señalado Franco, que considera «urgente» que la producción industrial española llegue al 20 por ciento del PIB, frente al 13 por ciento actual o el 17 por ciento si se incluye el sector de la energía.
Por ello, cree que España necesita planes estratégicos de industrialización y planes específicos que desde los Colegios profesionales están impulsando de cara, entre otras cuestiones a la transición energética donde considera que en la actualidad hay «parámetros contrapuestos».
«Queremos más industria, pero con un acceso a fuentes de energía más barata para poder ser competitivos. En el largo plazo todos sabemos dónde ir, pero se difiere en el camino. Se puede cumplir los objetivos de París de forma que las industrias puedan acceder a fuentes de energía más baratas», ha manifestado.
Sin embargo, reconoce que el Gobierno tiene «un papel complicado» para dar una respuesta a este reto que guste a todo el mundo, porque cree que a todos los sectores les gustaría que de hoy para mañana toda la energía sea de origen renovable, pero admite que esto «a veces es inabordable en el corto plazo» para poder mantener la seguridad de suministro. A su juicio, el actual mix energético permite asegurar el suministro con fuentes de energía diversas, carbón, gas, nuclear, petróleo, hidráulica y renovables lo que ha permitido a España «una buena posición».
Revolución tecnológica y formación
Por otro lado, cree que la tecnología contribuirá al desarrollo sostenible porque la sociedad más allá de la industria 4.0 está inmersa en «una revolución digital que afecta a todo» y que está cambiando la forma de «afrontar el mundo» a distintos sectores. Así, ha puesto de ejemplo al sector financiero o a las nuevas criptomonedas que, de momento, ve «imposible» saber a dónde llegarán.
A su juicio, la tecnología y la ingeniería están generando «cambios exponenciales» desde que Ford instauró la producción en serie y logró que el automóvil fuera algo accesible para todos. Si bien ha reconocido los avances de esa revolución de hace cien años, ha destacado que en la actualidad cada vez se buscan productos de tiradas más pequeñas, adaptados a los gustos particulares de cada uno de los consumidores, lo que implica un cambio en la forma de producción hacia sistemas más personalizables.
El nuevo decano ha dicho que este nuevo paradigma obliga a dar un vuelvo a la formación de profesionales. Así, ha apuntado que ahora se requiere de gente que sepa dibujar, hacer impresión 3D y que sepa converger entre los distintos sectores y tecnologías.
«Hemos pasado de un vehículo individual al vehículo conectado y al vehículo autónomo. Hay empresas de seguros que empiezan a tener esto en cuenta. No solo está cambiando la forma de fabricar, sino la forma de acercarnos a distintos sectores», ha indicado Franco, que augura que o Ford cada vez más se mete en el mundo conectado o serán las empresas tecnológicas como Google las que empiecen a fabricar automóviles.
Falta de vocaciones
En definitiva, ve que los avances tecnológicos abren puertas que hace años eran inimaginables y, en este sentido, considera que la Universidad española está haciendo «esfuerzos muy importantes» para adaptarse a las nuevas posibilidades pero ha advertido de que existe un «gran problema de falta de vocaciones técnicas».
De hecho, ha señalado que el número de puestos de trabajo relacionados con la digitalización creció un 14 por ciento el pasado año mientras que la demanda de carreras universitarias relacionadas con el mundo tecnológico ha caído un 7 por ciento en el último año.
Entre las causas, que es un tema que quiere abordar al frente del Colegio profesional, Franco opina que puede deberse a que se trata de carreras técnicas de gran dificultad y hay sensación de que no siempre están bien pagadas, pero también achaca esta cuestión a que hay falta de referentes entre los más pequeños porque la ingeniería es un trabajo de equipo en el que «es difícil que destaque» alguien en particular.
Si bien, ha defendido que la ingeniería y los ingenieros españoles están muy bien valorados en el extranjero aunque en España mientras que en España faltarán unos 800.000 ingenieros en puestos de trabajo que cubrir de aquí a cinco años. «Como colegio nos lo estamos planteando porque este es un problema crítico y nos estamos jugando el modelo de futuro del país», ha manifestado.
Brecha de género
En cuanto a la brecha de género, ha añadido que además de la falta de vocaciones en la ingeniería en el caso de las mujeres es «muy grave» puesto que si en términos generales en la universidad española las mujeres son más de la mitad de los matriculados, en las carreras técnicas no llegan a la cuarta parte. A su juicio, esto se debe a que estas profesiones no siempre tienen el reconocimiento que merecerían a nivel social y a que las que se dedican a la ciencia tienden a matricularse más en carreras del sector biomédico o biosanitario.
«No tiene sentido, si nos estamos perdiendo a la mitad de la población, también nos perdemos la mitad de la capacidad para resolver problemas, crear, diseñar o imaginar. Por eso queremos conseguir que la ingeniería atraiga más a las mujeres», ha expuesto.
Fuente: www.lavanguardia.com
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