El Ministerio de Hacienda ha avanzado su intención de establecer un nuevo impuesto especial sobre el transporte aéreo y otro tributo para gravar los artículos de plástico de un solo uso destinados a contener y proteger bienes o productos alimenticios.
El Ministerio de Hacienda ha sometido a consulta pública, a través de su página web, dos documentos relativos a estos dos nuevos tributos para que las organizaciones y asociaciones más representativas potencialmente afectadas por la futura norma, o bien cualquier ciudadano interesado, puedan hacer llegar sus comentarios en los próximos 15 días.
Hacienda afirma que estas medidas se enmarcan en el debate desarrollado a nivel internacional sobre la necesidad de dotar de mayor peso a los impuestos medioambientales para luchar contra el cambio climático, avanzar hacia una transición energética sostenible y promover la implantación y uso de tecnologías más respetuosas con el medio ambiente.
Las medidas responden a la orientación de los requerimientos y las recomendaciones emitidas por la Comisión Europea, que en diversos informes ha señalado que España cuenta con margen de actuación en materia de fiscalidad verde.
Hacienda apunta que España es el quinto país de la UE con el porcentaje más bajo de ingresos por impuestos verdes respecto al PIB, ya que los ingresos por la fiscalidad verde supusieron el 1,83% del PIB, frente al 2,4% de la media de la UE en 2017.
Impuesto sobre el transporte aéreo
El documento sometido a consulta pública sobre el impuesto especial sobre el transporte aéreo recuerda que los aviones son una «importante fuente de emisiones de gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global», que recuerda que se han multiplicado por dos desde 1990 en la UE y se incrementará hasta un 185% en 2014, según la Organización de Aviación Civil Internacional.
El objetivo de este gravamen, que debería «tener en cuenta el hecho insular», será «fomentar el uso de medios de transporte más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, y que sirva como incentivo para explorar nuevas tecnologías y carburantes menos contaminantes».
Según Hacienda, la aplicación de un impuesto sobre el transporte aéreo permitiría también que España incrementara la contribución de los tributos medioambientales en los ingresos públicos, en línea con las recomendaciones de Bruselas, y favorecería el cumplimiento de los compromisos adquiridos por España para reducir las emisiones de efecto invernadero, tanto en el ámbito de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, como en el de la Unión Europea.
Actualmente, países como Alemania, Reino Unido, Países Bajos, Austria o Francia aplican un impuesto sobre el transporte aéreo.
Impuesto sobre envases de plástico de un solo uso
En cuanto al documento sometido a consulta pública relativos al impuesto a los envases de plástico de un solo uso concebidos para contener o proteger bienes o productos alimenticios se pretende reducir el consumo de estos productos, previniendo y reduciendo el impacto que tienen sobre el medio ambiente y la salud humana.
El texto expone el «grave problema» de los millones de basuras plásticas, entre 5 y 13 millones de toneladas de plástico al año, que acaban contaminando los mares del planeta. En la UE, entre 150.000 y 500.000 toneladas de residuos de plástico acaban cada año en el mar.
Además, Hacienda subraya que el consumo de plástico en España, una vez superada la crisis económica, ha vuelto a incrementar la cifra de residuos de envases de plástico hasta llegar a niveles precrisis, con 1,6 millones de toneladas en 2017.
«Con este gravamen se pretende minorar el número de unidades de estos productos que son puestas en el mercado y reducir así su consumo, de forma que se prevenga la generación de residuos plásticos», explica Hacienda, que señala que si el tributo lograra reducir el consumo de plástico, se generaría también una reducción de los costes de gestión de residuos, especialmente de aquellos que pudieran derivarse de su abandono en el medio ambiente.
El documento recoge que esta medida debe servir también para alumbrar «nuevos modelos de negocio y alentar una producción y consumo más sostenibles, priorizando los productos reutilizables y las prácticas correctas de fabricación, sin comprometer la seguridad alimentaria o las propiedades de los productos».
Asimismo, dicho tributo contribuirá a la adecuación de la fiscalidad medioambiental en España a la media del resto de los Estados miembros, como aconseja la Comisión Europea.
Fuente: Expansión
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