El proyecto ‘Observadores del mar’, del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona, acoge a un total de 1.479 «guardianes», ciudadanos que envían sus observaciones, fotografías y curiosidades cuando se adentran en las profundidades marinas de cualquier parte de España con el objetivo de facilitar información a los investigadores, que ya han recibido 7.460 aportaciones.
La plataforma web, donde los ciudadanos vuelcan todas sus observaciones, plantea a estos exploradores diferentes «retos científicos» para recabar información: desde detectar peces invasores en sus zonas de baño, hasta informar de la proliferación de medusas, fotografiar la basura que se encuentren o cuantificar el plástico que observen. En total, existen 13 líneas de investigación abiertas a los que la ciudadanía puede aportar información.
«Son como guardianes o vigilantes del mar», ha señalado la investigadora y coordinadora del proyecto, Elisabetta Broglio, en declaraciones a Europa Press, que ha explicado este proyecto se trata de potencia la denominada «ciencia ciudadana», en la que expertos y ciudadanía colaborar para «comprender mejor» los efectos del calentamiento global, la contaminación, de las invasiones de especies invasoras o para «conocer mejor» la biodiversidad.
Según Broglio, una de las informaciones «más impactantes» que recibieron de un «guardián del mar», fue el avistamiento de un pez globo propio del mar rojo, que nunca antes había sido visto en el Mediterráneo y que hizo saltar las alarmas porque «es tóxico para el consumo humano».
En esta línea, la investigadora cuenta que no es siempre la plataforma la que plantea los retos ciudadanos, sino que a veces ocurre al revés. «Hace poco empezamos a recibir fotografías de nacras muertas en toda la franja mediterránea, por lo que abrimos una nueva línea de investigación sobre el tema, y ya hemos descubierto que puede deberse a un parásito».
Según Broglio, el reto más popular hasta el momento es el de identificar la biodiversidad de peces que se encuentran los ciudadanos cuando veranean, pescan, o hace submarinísmo, y, sobre todo, la presencia de Coris julis, Sarpa salpa, Sparisoma cretense, Sphyraena viridensis, Thalassoma pavo, que son indicadoras del cambio climático.
En número de observaciones recogidas, le sigue el reto de fotografiar crustáceos y advertir de posibles especies invasoras en el Mediterráneo, como el Percnon gibbesi; mientras que el tercero con más aportación ciudadanía es el de las medusas, en el que los observadores deben alertar de la proliferación de estos animales, no solo en verano, sino en cualquier época del año debido a las altas temperaturas.
En el ranking de exploradores más activos, están Pablo Ruiz y su hijo pequeño Sergio, que han subido más de 300 observaciones de la zona de la Costa Dorada y el Ebro, a pesar de que se definen como «aficionados al mar y el medio ambiente». Le sigue Guillem Mercadal, con 16 aportaciones en las Islas Baleares; seguido de la bióloga marina Paula López, con 11.
La colaboración ciudadana está demostrando «ser muy valiosa», ha dicho Broglio, que se ha sentido satisfecha por la evolución de este proyecto que comenzó en el año 2012 debido a la cantidad de llamadas de teléfono y correos electrónicos que recibían en el Instituto de Ciencias del Mar de ciudadanos que enviaban sus curiosidades.
«No hace falta ser experto, sólo mirar con otros ojos el mar», ha concluido la investigadora.
Fuente: http://www.elperiodico.com/
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