El «imparable aumento» de las basuras que llegan al mar ha hecho que España deba crear una estrategia nacional específica para eliminar residuos del agua y paliar los impactos que causan en los ecosistemas. El Gobierno acaba de sacar a concurso los trabajos para desarrollar un esquema nacional de pesca y crear un protocolo para retirar artes de pesca abandonadas.
«Las basuras marinas constituyen uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos en la actualidad», admiten los técnicos de Transición Ecológica encargados de diseñar los trabajos previos de la estrategia. Además de los daños ambientales, la ingente cantidad de residuos causa perjuicios económicos para la pesca, la navegación y el turismo, explican. También para la salud, abundan los técnicos «por la ingestión directa de animales contaminados».
El protocolo planea implicar a la flota pesquera porque los buques se encuentran muchas veces basura mientras faenan y la práctica habitual ha sido tradicionalmente «volver a tirar la basura al mar». La estrategia intentará que esos barcos se queden con los desechos para llevarlos a tierra. Incluso intentar devolverles cierta utilidad en un esquema de economía circular.
La pesca de basuras puede actuar, con todo, sobre la punta del iceberg del problema de los residuos acumulados en el océano: la basura flotante supone alrededor de un 15% de todo lo que termina en el mar. Otro 15% está en la columna de agua y el 70% restante en los fondos, según el Programa de Medio Ambiente de la ONU. La inmensa mayoría es material plástico.
Greenpeace calcula que solo el 9% de todo el plástico producido ha sido reciclado. El 79% acaba en vertederos o tirados en el medio ambiente, asegura la organización. Una vez abandonados, una buena parte emprende un viaje que termina, casi irremediablemente, en el mar.
España, como país peninsular e insular, padece esta contaminación. Greenpeace concluye que «el 80% de los residuos que encontramos en el mar provienen de tierra adentro». Unos ocho millones de toneladas de basura al año acaban vertidos en los océanos. Las costas españolas atestiguan el agravamiento del problema ya que la cantidad de desperdicios de plástico en las playas creció un 65% en seis años, según el último balance del Programa de Seguimiento de Basuras Marinas del Ministerio de Transición Ecológica.
El problema de las redes fantasma
Al mismo tiempo que se dibujan las directrices para eliminar desperdicios superficiales de las aguas litorales, el Gobierno quiere que se diseñe un protocolo para eliminar las redes de pesca que se quedan abandonadas en el mar. Las llamadas «artes fantasma» permanecen mucho tiempo realizando «pesca activa» después de perderse.
Las redes abandonadas provocan enredos con la fauna marina y otros daños en los fondos marinos. Alrededor del 6% de las redes, el 7% de las trampas subacuáticas y hasta el 29% de las líneas de pesca utilizadas en el sector pesquero se pierden en el mar, según calculó la Agencia de Investigacion Científica australiana el año pasado.
Los enredos no son una cuestión menor. «Es un problema global que causa la muerte de cientos de miles de mamíferos y tortugas cada año», explica la Agencia Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU (NOAA). Los animales enredados perecen por ahogamiento o inanición además de padecer heridas, infecciones e, incluso, ser incapaces de evitar el choque con buques, describe la NOAA.
España es la primera potencia pesquera de la Unión Europea. El 95% de la flota opera en aguas españolas. En el caladero nacional faenaron unas 7.600 embarcaciones en 2018, según los datos del Ministerio de Agricultura y Pesca. Las más numerosa es la del Cantábrico y Noroeste seguida por la del Mediterráneo. En menor escala están la del Golfo de Cádiz y las Islas Canarias. Esa es la dimensión del sector que pesca en las aguas alrededor de la península ibérica y las islas.
Compensaciones por la recogida de basura
La crisis en la que está sumida la pesca artesanal en la costa catalana a causa de la gran cantidad de desechos –plásticos y toallitas–, además de todo tipo de vertidos que impiden las capturas y dañan las redes, se verá paliada en parte por las compensaciones que la dirección general de Pesca de la Generalitat ha negociado a través del Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca. Fondos estructurales que intentan compensar las pérdidas que el sector obtiene con la recogida de la basura que encuentra en el mar.
Las subvenciones se canalizarán a través de las federaciones provinciales de pesca y de las cofradías de pescadores. “De esta forma también empoderamos las estructuras del sector” incide Tudela. Desde las entidades pesqueras se podrán impulsar campañas de sensibilización, formación y difusión hacia la ciudadanía, así como labores más técnicas de caracterización de la basura que cada embarcación captura, para acabar hallando las fórmulas para minimizarla.
Las compensaciones se repartirán según la incidencia de los desechos en el litoral. Así, las cofradías de Barcelona son las que en teoría recibirán más compensaciones para cada embarcación, ya que también son las más afectadas. Igualmente, se distingue la modalidad de pesca del arrastre, la que tiene mayor incidencia en la recogida de desechos provenientes del mar.
En este caso las cofradías se encargarán de desarrollar campañas y asegurar el reciclaje de los desechos. Incluso podrán llegar a contratar personal específico para coordinar y llevar a cabo estas labores. “Se trata de primar el trabajo colectivo”. Cada federación deberá reportar informes sobre las horas dedicadas a recoger desechos del mar, el volumen de restos y llevar a cabo una imputación horaria de las embarcaciones y declaración de la administración competente con la gestión de los restos y su retirada.
En paralelo, otras ayudas del Fondo Europeo son las subvenciones para la adquisición de las puertas volantes, un nuevo ingenio que evita en las embarcaciones de arrastre la erosión del fondo marino, pero además garantiza el mismo número de capturas y la reducción de una cuarta parte de la factura energética de la embarcación.
El ejemplo del País Vasco
En Euskadi, el centro tecnológico Azti está volcado en dos líneas de actuación. La primera la desarrollan 22 pesqueros, que colaboran de forma voluntaria en el proyecto europeo Bluenet. «Se trata de que todos los restos plásticos y basuras que recogen en sus redes, en lugar de volver a tirarlos al mar, los traigan a tierra para su tratamiento y reciclaje», explicaba ayer Oihane Cabezas, responsable de proyectos de Azti. Para facilitar su labor se les ha proporcionado contenedores donde depositar los residuos a bordo, y en los puertos de Bermeo, Ondarroa y Hondarribia se han habilitado ya espacios para depositar lo que recogen.
Además, y bajo el lema ‘Localmente desperdiciado, localmente recuperado’, también se recuperarán y reciclarán redes y cuerdas. «Es lo que se conoce como ‘pesca fantasma’, aparejos que quedan en las rocas y los fondos y que hacen mucho daño a las especies marinas», advierte la experta, que participó en una ponencia sobre la cada vez mayor presencia de plásticos en el mar y las formas de eliminarlo.
La otra apuesta de Azti pasa por buscar el origen de los vertidos para intentar atajarlos desde la raíz. «En la costa guipuzcoana está más avanzado este trabajo, en Bizkaia un poco menos, pero buscamos ayudar a las entidades locales a gestionar sus propias basuras, que son muy regionales», explicó.
Fuente: La Vanguardia, ElDiario.es, Diario Vasco
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