El Instituto Geológico y Minero de España crea un mapa que identifica las zonas del mundo más proclives a la subsidencia del terreno.
Para 2040, el 19 % de la población mundial –que representa el 21 % del PIB global– se verá afectada por el hundimiento de la superficie del suelo; un fenómeno a menudo causado por actividades humanas, como la extracción de las aguas subterráneas.
Este es el escenario que pronostica un equipo internacional de investigadores e investigadoras, liderado desde el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), cuyos resultados acaban de publicarse en la revista Science.
Para generar estos datos, Gerardo Herrera García y el resto de expertos y expertas realizaron un mapa global de los hundimientos del terreno que se producen a causa de la extracción de agua de acuíferos subterráneos. Después, desarrollaron un modelo combinando análisis espaciales y estadísticos que identifican la susceptibilidad al hundimiento de un área, en función de factores como las inundaciones y el agotamiento de las aguas subterráneas causadas por actividades humanas.
Metodología empleada para crear el mapa mundial de subsidencia potencial
Ese peligro, lento y gradual, recibe en geología el nombre de subsidencia y tiene lugar predominantemente en terrenos con elevado contenido en arcilla.
Así, en las zonas de la Tierra con mayor probabilidad de sufrir subsidencia habitan 1.200 millones de personas y se asienta el 21 % de las ciudades más importantes del mundo.
En Asia, el continente más afectado, habita un 86 % de la población expuesta. Para el año 2040, 635 millones de personas, asentadas sobre zonas inundables, podrían sufrir las consecuencias de este silencioso proceso.
De tesis a proyecto internacional
El fenómeno de la subsidencia es conocido y estudiado desde hace más de cien años, pero esas investigaciones habían sido siempre locales. Los científicos de algunas de las zonas que lo sufrían analizaban lo que ocurría en sus regiones y buscaban soluciones para ello.
En 2017, Herrera García supervisaba la tesis que Pablo Ezquerro había comenzado en el IGME centrada en la subsidencia que se produce en Lorca (Murcia). Ezquerro y Herrera García realizaron una búsqueda de las publicaciones científicas sobre subsidencia. Todas se referían a esos hundimientos desde un punto de vista local.
“Entonces se nos ocurrió –recuerda Herrera García– ¿y si hubiera un patrón común a todas las áreas en las que ocurre eso?”. Los investigadores encontraron ese patrón: existían condiciones comunes a todas las áreas del mundo en las que se producía ese fenómeno de deformación del terreno a causa de la extracción de agua de los acuíferos subterráneos.
“Empezamos el trabajo como una parte de la documentación de mi tesis y ha acabado siendo un trabajo de investigación mucho más importante”, explica Pablo Ezquerro.
Al equipo se sumaron pronto otras investigadoras e investigadores, como Marta Béjar Pizarro, Juan López Vinielles y Rosa Mateos, del IGME; Roberto Tomás, de la Universidad de Alicante y científicos y científicas de la Iniciativa Internacional de Subsidencia de la UNESCO.
“Logramos un modelo que explica dónde puede ocurrir este fenómeno”, afirma García Herrera. Es decir, consiguieron hacer un mapa mundial en el que se marcan las zonas susceptibles de sufrir subsidencia.
La subsidencia del terreno dispara la inundabilidad de las tierras bajas
La subsidencia del terreno dispara la inundabilidad de las tierras bajas, principalmente en las cuencas fluviales y en las regiones costeras, genera a medio plazo graves desperfectos en viviendas, construcciones e infraestructuras y puede causar una enorme alarma social.
Por ello, el artículo alerta de un problema global que puede tener graves repercusiones económicas y sociales. Como ejemplo, citan la ciudad de Yakarta, con tasas de hundimientos de 28 cm/año, y donde las autoridades de Indonesia se están planteando el traslado de la capital a la isla de Borneo, un lugar más seguro.
El mapa elaborado por el equipo científico del IGME es público y puede ser consultado por cualquier persona del mundo para saber si la zona en la que vive, en la que trabaja o en la que pretende vivir, trabajar o construir puede llegar a tener un problema de subsidencia.
“Será muy útil para las autoridades que gestionan el territorio, así como para las cuencas hidrográficas y otros organismos que tienen entre sus funciones aplicar políticas preventivas. Debemos anticiparnos a los problemas que se avecinan, y más en los futuros escenarios de cambio climático”, concluye Herrera García.
Fuente: ECOavant
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