El PNUMA ha alertado en un informe publicado ayer sobre la disminución de las colonias de abejas en el mundo como consecuencia del uso de insecticidas perjudiciales, la contaminación del aire y el cambio climático, entre otros factores, lo que supone un «riesgo para la seguridad alimentaria«, según ha informado el organismo.
El informe sobre los desórdenes y amenazas contra los insectos polinizadores, presentado este jueves, advierte de que «el declive de los polinizadores necesarios para alimentar a la creciente población mundial continuará si no hay cambios profundos en la manera en que los seres humanos manejan el planeta».
Un número cada vez mayor de químicos utilizados en la agricultura se han mostrado «perjudiciales o tóxicos para las abejas», mientras que los cambios en los periodos de floración de las plantas y de los patrones de lluvia constituyen otra grave amenaza, afirma el documento. Los científicos también alertan sobre la eventual pérdida en las próximas décadas de unas 20.000 especies de plantas que florecen y de las que muchas especies de abejas dependen para su alimentación.
Únicamente unos esfuerzos serios de conservación podrían contrarrestar esa tendencia, según el estudio del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Una amenaza extra que pende sobre las abejas es la aparición de nuevos tipos de hongos patógenos, que pueden ser mortales para ellas y otros insectos polinizadores, y que se han transmitido como consecuencia de la globalización y del comercio internacional.
Las abejas juegan un rol fundamental en la cadena alimenticia, pues de la polinización dependen muchas frutas, frutos secos, vegetales, legumbres y semillas de cultivos, en suma la seguridad alimentaria. Se estima que el rendimiento de ciertas frutas, semillas y cultivos de frutos secos se reduce en un 90 por ciento sin «polinizadores altamente eficientes».
Así, «de las cien especies de cultivos que aportan el 90 por ciento de los alimentos, 70 son polinizadas por abejas», según el informe, que cifra entre 22.800 y 57.000 millones de dólares el valor económico global de los servicios de polinización (incluido el mercado de la apicultura).
Como alternativas de solución, los expertos del PNUMA plantean un uso más cuidadoso -tanto en su elección y aplicación- de los insecticidas, pesticidas y otros químicos, pues si bien las colmenas domésticas pueden ser alejadas de entornos demasiado dañinos, esa posibilidad no existe para los polinizadores salvajes.
El informe concluye que las abejas son indicadores de alerta temprana de los impactos más amplios del cambio climático sobre la vida animal y vegetal, así como la seguridad alimentaria, por lo que el PNUMA ha pedido a los agricultores y propietarios de tierras que ofrezcan incentivos pra restaurar los hábitats de los polinizadores.
Fuentes: www.efeverde.es y www.ecoticias.com
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