La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, anunció el martes que llevará al Consejo de Ministros del 22 de febrero el borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, en el que se definirá la hoja de ruta de la transición energética, y que será remitido a Bruselas.
En su intervención en la inauguración del 16 Encuentro del Sector Energético organizado por IESE y Deloitte, Ribera ha desgranado las líneas maestras de este plan hacia la descarbonización de la economía y ha confirmado que el parque actual de centrales nucleares irá cerrándose «entre 2025 y 2035» de manera «ordenada».
España debería haber remitido a Bruselas esta hoja de ruta antes de enero, aunque finalmente fue uno de los siete Estados que no lo hizo. Ribera indicó que, una vez enviado, su deseo es que el documento «sea debatido» y destacó que se iniciará en 2020 un cierre del carbón, que a lo largo de esa década «saldrá» de manera definitiva del mix energético, para, a partir de la segunda mitad de la década iniciarse ese «cierre ordenado» de las nucleares, que se llevará a cabo con «todas las garantías».
Ribera indicó que el Gobierno «no dicta nada» a las propietarias de las nucleares, en referencia a cómo debe ser el orden de cierre de las centrales existentes; como mucho les puede «poner el marco», dijo, aunque subrayó que se debe garantizar la seguridad de suministro, de residuos y la financiera para abordar esta clausura.
Sí advirtió que no quiere que ese proceso de cierre se convierta en un nuevo Garoña, con enfrentamientos entre los propietarios por su clausura. «Es el antiejemplo», afirmó, añadiendo que considera «que es bueno que haya previsión y claridad».
Respecto al gas natural, reiteró que se deben «mirar con cuidado» las nuevas inversiones en este sector, ya que se prevé una estabilización a lo largo de la transición energética en su consumo, mientras que en el caso del petróleo para usos energéticos vaticinó que sufrirá «una caída» a lo largo de la década de 2030. «El objetivo es llegar a un 2050 en el que el conjunto del sistema sea cero emisiones», recordó.
Ribera apuntó que los datos económicos del plan recogen un objetivo de reducción de emisiones de CO2 de un 20% en 2030 con respecto a 1990, un reto que calificó de «ambicioso», ya que supone una reducción del 38% con respecto al nivel actual. «Nos quedaría entre un 70% y un 80% para alcanzar el objetivo a 2050», destacó.
La ministra calcula que la movilización de inversiones en renovables, eficiencia energética y electrificación, que serán los motores para esa transición hacia 2030, superarán los 200.000 millones de euros, de los que alrededor del 40-45% se focalizarán en renovables, el 30-35% en eficiencia energética, el 15% estará asociado a redes y otro 4% en electrificación para usos finales.
Ribera indicó que el plan estima que, en el horizonte del 2030, las renovables representen más del 70% de la generación eléctrica, con el objetivo de alcanzar el 100% en 2050, y con una presencia en el consumo final por encima del 40% al final de la próxima década.
En lo que respecta al ahorro, afirmó que el efecto de la eficiencia energética puede llevar a unos ahorros de más de 70.000 millones de euros en importaciones en la década, con un aumento del 1,9% en el PIB y unas estimaciones de empleo «muy positivas».
Ribera subrayó que este plan será «una propuesta de objetivos a 2030» que «deben ser creíbles con respecto a la posibilidad de alcanzar el resultado al que nos hemos comprometido a 2050» de descarbonización de la economía.
Así, subrayó que en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima se establecerá «cuál es la senda que se considera más coste-eficiente para cumplir esos objetivos a 2030».
Junto a esa hoja de ruta, la ministra señaló que se aprobará la Ley de Cambio Climático y Transición Ecológica, que establecerá un marco regulatorio «relativamente sencillo» y dotará de un esquema de gobernanza general «con instrumentos que puedan facilitar la implementación de las medidas».
Fuente: Eldiario.es
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