El Plan Integrado de Energía y Clima de España, impulsado por Teresa Ribera, es el mejor diseñado por los 28 países miembros de la UE, y el único que aprueba, según el informe de la organización European Climate Foundation. Sin embargo, este mismo informe avisa de que estas medidas son insuficientes para que se pueda cumplir el Acuerdo de París.
Este informe se publica apenas unos días después de que el Observatorio Mauna Loa (Hawai) confirmara que la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzó más de 415 partes por millón (ppm). Esta concentración no se había alcanzado en la Tierra desde hace millones de años, mucho antes que la existencia de nuestra especie.
Según el ranking, España y Francia lideran la clasificación con un 52% y un 47%, respectivamente, seguidos de Grecia (44%) y Suecia (43%). El plan climático de Eslovenia ocupa el último lugar con una puntuación del 3%, con Eslovaquia (12%) y Alemania (12%) ligeramente por delante. La puntuación media para el bloque de la UE es del 29%.
Para alcanzar sus conclusiones, la European Climate Foundation ha analizado en su informe tres grandes áreas: la adecuación de los objetivos de los borradores de planes nacionales, el detalle de sus políticas y la calidad del proceso desde el punto de vista de la participación efectiva de la ciudadanía en su elaboración.
Como el borrador que presentó en febrero pasado la ministra para la Transición Energética, Teresa Ribera, cumple los objetivos europeos e incluso los supera en algunos casos, al plantear una penetración de las renovables en el consumo de energía primaria del 42%, España es el país que obtiene mejor puntuación en lo referente a la adecuación de los objetivos de su PNIEC, según la ECF.
El borrador de España es «de los mejores porque es el que más desarrolla a nivel técnico» cómo pretende alcanzar los objetivos planteados, resumía el pasado martes, durante la presentación del informe en Madrid, David López Morales, responsable de Sistemas Energéticos y Gobernanza de la ECF. López Morales reconoció, no obstante, que la fundación no ha analizado la credibilidad de las políticas que plantean los Estados miembros, o lo que es lo mismo, si son viables. «No tenemos ni financiación ni capacidad humana para hacerlo».
Está previsto que el mes que viene la Comisión entregue sus recomendaciones sobre los borradores que le han enviado los países miembros y que ahora está evaluando. Bruselas deberá tener sobre la mesa las versiones definitivas en diciembre de este año para que entren en vigor en 2021.
Los 28 planes nacionales «varían dramáticamente en su longitud, en la calidad de lo que está escrito y en el detalle», según López Morales, que señaló que el informe persigue, con «mirada crítica pero constructiva», identificar «no tanto lo que está mal, sino buenas prácticas que se pueden replicar en otros países».
Así, «la mayoría de los países no están en línea con los objetivos de París» y «se limitan a cumplir la actual legislación europea, que no contempla emisiones cero para 2050», sino un objetivo (planteado en 2011) de reducción del 80% de los gases de efecto invernadero para esa fecha.
A la hora de evaluar el detalle de las políticas planteadas por los respectivos PNIEC, la ECF ha analizado, por ejemplo, si hay previsión de cierre de minas de carbón, qué pasa con las subvenciones a los combustibles fósiles, qué objetivos de renovables se plantean o qué herramientas de financiación se prevén para facilitar el despliegue de las inversiones que requerirá la transición energética.
El peso de la participación de la ciudadanía en la nota final es, junto al detalle de las políticas a desarrollar, el factor que explica que Grecia, que ha planteado que las renovables alcancen solo el 32% de su consumo en 2030, se sitúe en tercer lugar en el ranking de la ECF, que ha encargado este informe a Ecologic Institute y ClimACT.
Fuente: eldiario.es
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