La pandemia del Coronavirus podría exterminar las poblaciones de chimpancés, gorilas y orangutanes, según han advertido diversos científicos.
Nuestros parientes más cercanos, quienes comparten aproximadamente un 98% de nuestro ADN, son susceptibles de contagio de enfermedades respiratorias transmitidas por las personas.
Incluso patógenos que producen leves síntomas en humanos han sido letales para grandes simios en el pasado. El hecho de que el COVID-19 tenga síntomas fatales en algunos humanos ha llevado a pensar a los expertos que podría ser devastador en esta población.
Aún no se ha informado sobre ningún simio que haya contraído esta enfermedad, por lo que el verdadero impacto que causaría es aún desconocido. Sin embargo, muchas poblaciones de grandes simios están en peligro de extinción debido a la destrucción de sus habitats y a la caza furtiva, por lo que los investigadores instan a que se vigilen de cerca parques nacionales, zoos y reservas.
Parques nacionales en el Congo y Ruanda ya han prohibido la entrada a turistas e investigadores. Pero esta no es una decisión sencilla, ya que sin la presencia de humanos, aumenta el riesgo de caza furtiva.
«La pandemia provocada por el COVID-19 supone una situación crítica para los humanos, nuestra salud y nuestra economía» afirma Thomas Gillespie principal autor de la carta publicada por 25 expertos en la publicación Nature. «También supone una situación complicada para los grandes simios. Hay mucho en juego para los que están en peligro de extinción».
«La gente más joven con menos riesgo de padecer síntomas graves por el COVID-19 son los que tienen más probabilidades de visitar parques nacionales de África y Asia para ver grandes simios en el entorno salvaje» Gillespie afirma.»Sería extremadamente difícil monitorear si están infectados ya que muchos de ellos no presentan síntomas evidentes».
Una investigación de 2008 revelaba la primera evidencia de un virus transmitida de humanos a simios salvajes. Desde entonces, virus respiratorios comunes han causado brotes letales en grandes simios salvajes. En 2016, científicos informaban sobre la transmisión de coronavirus de un humano a un chimpancé salvaje en el parque nacional de Taï en Costa de Marfil.
En 2017, Gillespie fue coautor de un informe que señalaba que el 60% de las más de 500 especies del mundo están en peligro de extinción y el 75% de las especies están sufriendo un declive en sus poblaciones.
El número de gorilas de montaña ha aumentado, llegando a los 1.000 individuos (aproximadamente) actualmente en la República Democrática del Congo y Uganda. La especie ya ha sido declarada en peligro, en lugar de grave peligro. Actualmente, es el único gran simio que ha aumentado su población.
«Sin embargo, las recientes mejoras podrían revertir rápidamente si la enfermedad aparece, por lo que la protección es clave en este momento crítico», asegura Cath Lawson, miembro de WWF UK.
También se están llevando a cabo acciones para proteger la poblaicón de orangutanes. Se ha cerrado el centro de rehabilitación «Sepilok» en Borneo, Malasia. «La enfermedad podría ser fatal para una especie que ya está en peligro crítico de extinción como el orangután. Es un riesgo que no nos podemos permitir correr», asegura Susan Sheward de la asociación Orangutan Appeal.
Las últimas indicaciones que llegan desde La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza es que se debería aumentar la distancia entre humanos y grandes simios de 7 metros a 10. Además, nadie que haya sido infectado o que haya estado en contacto con enfermos contagiados podrá visitar estas poblaciones de grandes simios.
Los autores del artículo publicado en Nature concluyen «Esperamos lo mejor, pero deberíamos estar preparados para lo peor y considerar el impacto de nuestra actividad en estas especies en peligro».
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