La energía, sector estratégico para el desarrollo de la Unión Europea (UE), será uno de los temas clave de la próxima legislatura del Parlamento Europeo y la Comisión. Estos cinco años serán determinantes en la concreción de los programas para cumplir los objetivos del Horizonte 2020, fecha límite que la UE se marcó para reducir a la mitad sus emisiones de carbono y duplicar la presencia de energías renovables.

La Eurocámara deberá volver a posicionarse sobre el fracking, prohibido en países como Francia o Bulgaria por sus riesgos ecológicos y sanitarios, algunos partidos pretenden reabrir el debate sobre su regulación a nivel europeo. En España, esta técnica de extracción está creado una gran polémica por la sismicidad registrada tras los trabajos en el yacimiento Castor. Otro de los temas candentes para ciertas formaciones es la pobreza energética, por lo que sostienen un vehemente discurso a favor de un modelo que impida la repetición de los cortes de luz a familias desfavorecidas y la especulación en un sector vital para la sociedad.

Cambio de modelo energético

Existe consenso entre los partidos en la necesidad de promover un Mercado Único Europeo en materia energética. La apuesta común consiste en aumentar las interconexiones entre los Estados miembros para optimizar el sistema, aprovechar mejor la energía y reducir la dependencia del exterior.

Otro de los puntos en común se encuentra en el progreso de las energías renovables. No obstante, el compromiso en su desarrollo es desigual. Izquierda Plural, Podemos, Movimiento Red, Partido X y Primavera Europea (Equo, Compromís, Chunta Aragonesista) piden establecer una política comunitaria clara que detalle los pasos para aumentar exponencialmente el peso de las renovables en la producción primaria de la UE, rechazando la alternativa de las nucleares.

Parlamento Europeo. Wikimedia.commons

El PP es uno de los partidos que no se casa con las renovables. Señala que el principal objetivo debe ser «reducir la dependencia energética» y el encarecimiento de la energía, factores que «constituyen un riesgo para el crecimiento, la competitividad y el empleo». Para los conservadores, «no se trata de promover unas fuentes de energía frente a otras», sino de «elegir la combinación que garantice la seguridad del suministro», unos «precios competitivos» y mejore «el impacto ambiental y la eficiencia energética». Coalición por Europa (CiU, PNV, CC, CxG) expresa una voluntad muy similar a la del partido del Gobierno.

El PSOE manifiesta que apoyará las «tecnologías limpias» y promocionará «la aplicación de bonos de proyectos para financiar las buenas inversiones en economía verde, tecnología y energías renovables». Vox, por su parte, afirma que la prioridad de la política energética europea debe ser «aumentar la competitividad» y pide «promover el uso de fuentes bajas o libres de carbono como la energía nuclear o las renovables», evitando «apostar en exceso por tecnologías que no están todavía maduras».

Vox no es el único partido abierto a relanzar la energía nuclear. UPyD propone abrir «un amplio debate» con el objetivo de que la ciudadanía pueda «decidir libremente» si la UE debe continuar produciendo este tipo de energía, idea que también expresa CEU. El partido de Rosa Díez promete apoyar medidas destinadas a «maximizar el uso de todos los recursos propios, tanto los renovables como aquellos que no lo sean», con el objetivo de reducir la dependencia energética europea. «Todas las fuentes de energía disponibles», continúa su programa, «deben ser investigadas y evaluadas de forma homogénea y libre de cualquier prejuicio basado en doctrinas políticas o ideológicas».

Contra la pobreza energética

Algunos partidos van un poco más allá en su petición de un cambio de modelo y piden reformas para asegurar el suministro de las clases más desfavorecidas.

Izquierda Plural opina que la UE «debe apostar por una política energética basada en la consideración de la energía como un bien público y no como una mercancía». La coalición encabezada por Willy Meyer apuesta por mantener este sector «bajo control público» mediante el intervencionismo estatal, creando un «Consorcio Europeo público que gestione tan importante y estratégico sector económico y social que debe tener carácter de servicio básico».

Podemos comparte este planteamiento y explica la necesidad de ejercer un «control democrático social y público de las fuentes energéticas y de la producción eléctrica para acabar con el poder de los oligopolios del sector». La plataforma hace hincapié en las medidas de apoyo a la «autogeneración» y el ahorro de los propios usuarios mediante la reforma de edificios y viviendas. Movimiento Red también esboza un plan muy similar y pide vigilar «la actividad de los lobbies industriales».

Asimismo, el Partido X es rotundo en su petición de «poner la energía al servicio de las personas». La formación apunta como solución «las redes inteligentes» con «estructuras dinámicas de precios» y «sistemas de acumulación para gestionar los picos de demanda y a la centralización de instalaciones energéticas a escala local».

El PSOE es más laxo en esta cuestión pero también asegura que luchará «contra la pobreza energética» y garantizará «un acceso mínimo a la energía para todo el mundo».

Fracking

El fracking, o método no convencional de extracción de gas mediante fractura hidráulica, es otro de los temas candentes para algunos partidos. En 2012 el Parlamento Europeo rechazó la enmienda en la que se instaba a los estados miembros a no autorizar nuevas operaciones de este tipo en la UE, y fue la Comisión la encargada de redactar una lista de buenas prácticas, no vinculante. El PP no menciona este tema en su programa, PSOE, CEU y Vox tampoco.

Izquierda Plural critica la decisión del Ejecutivo comunitario de no establecer «un marco regulatorio vinculante para el fracking, anteponiendo los intereses de las empresas gasísticas a la protección de la salud y el medio ambiente». Solicita la prohibición de esta técnica por los «graves riesgos» y «oposición social» que entraña y que el dinero de su explotación se destine a promover «medidas de ahorro, eficiencia y renovables».

UPyD adopta una postura similar que con la energía nuclear. Pide una Directiva marco que «regule las actividades de exploración y producción» de este tipo de yacimientos y abrir un debate sobre esta técnica para que «todos los ciudadanos europeos adquieran un conocimiento profundo y riguroso de sus ventajas e inconvenientes».

Podemos también argumenta a favor de su prohibición, así como de la «megaminería, la importación de agrocombustibles y el acaparamiento de tierras con fines energéticos». Primavera Europea tiene una postura similar. En su caso, prometen acabar con el fracking, con las centrales nucleares, las minas de uranio y con las «nuevas prospecciones petroleras en todo el territorio europeo».

Fuente: www.publico.es y EFE