Según Lord Nicholas Stern, economista inglés que ayer recogió el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Cambio Climático: «Frenar el cambio climático y el deterioro del planeta es posible porque hay alternativas que llevarán a una vía de éxito pero, para ello, hay que pensar más allá de una revolución verde y hablar de una nueva revolución industrial, que será la revolución energética y la economía baja en carbono».
Las cumbres del clima de Copenhage y de Cancún han puesto de manifiesto la dificultad de arrancar compromisos firmes para frenar el calentamiento global. El objetivo es reducir un 10% las emisiones en diez años, una meta que se antoja, para muchos, inalcanzable. Una de las voces más reconocidas de esta lucha, Nicholas Stern, admite que “no se está actuando con rapidez. La humanidad no está preparada para afrontar el coste real de un cambio como el que se avecina si no detenemos el calentamiento global”.
Además, ha destacado que la historia de la relación entre cambio climático y desarrollo es potente, y que, en este sentido, los dos retos del siglo XXI que, a su juicio, son la pobreza y el cambio climático van de la mano, por lo que si se falla en uno, se falla también en el otro. En este contexto, ha apuntado que en la historia del planeta no se ha visto una subida de 5 grados centígrados desde hace 30 millones de años y ha advertido de que de aquí a finales de siglo –si no se actúa– la temperatura podría subir 3 grados centígrados.
De cumplirse los peores escenarios, ha pronosticado que cientos de millones de personas de todo el mundo tendrían que migrar, que el sur de Europa será como el Sáhara y que estos desplazamientos migratorios masivos podrían provocar graves conflictos.
Pese a ello, intenta huir de mensajes pesimistas y subraya que “el coste de la acción contra el calentamiento global es menor de lo estimado en 2006. Europa está teniendo una buena trayectoria y se están viendo iniciativas importantes”.
Stern considera que “Europa puede asumir el liderazgo energético, pero ahora China ha presentado un plan muy bueno de reducción de emisiones y está avanzando por el buen camino”.
La crisis económica no es una excusa para posponer la puesta en marcha medidas encaminadas a ralentizar las emisiones, y afirma que “tendremos diez años de crecimiento lento en Europa para salir de esta crisis, pero para lograrlo uno de los impulsos será el paso a una economía de bajas emisiones. No hay que ver la lucha contra el cambio climático como un sacrificio, sino como una oportunidad”
El cambio climático y las nucleares
Muchos ven en la energía nuclear un aliado imprescindible para la lucha del clima, pero el accidente de Fukushima ha acabado por minar la confianza, y algunos países tan potentes como Alemania han puesto en cuarentena sus planes en este ámbito. Con todo, Stern cree que “la energía nuclear seguirá expandiéndose, aunque a un ritmo más lento, una tendencia de la que quedan fuera China o India”.
¿Esto quiere decir que apoya abiertamente este tipo de energía? “Yo no me precipito a descartar ningún tipo de fuente de energía. Debemos ser analíticos en cuanto a los riesgos, pero vamos a reconocer que el mayor riesgo es un cambio climático mal gestionado. Por tanto, necesitaremos una política de gestión de riesgos cuidadosa, bien estructurada y congruente, aunque como una parte minoritaria de la generación de energía”, aclara. En su opinión, “la gran expansión de las capacidades energéticas vendrá de las energías renovables y del gas”.
Y tan importante como elegir la fuente de energía es, en opinión del experto, aumentar la eficiencia energética con la que se conseguirá reducir a la mitad las emisiones en escuelas, hospitales y empresas. Para ello, “debemos aprovechar la tecnología, y construir edificios con materiales que favorezcan el ahorro energético”. De cara a la reducción de emisiones “también es útil aprovechar la revolución de las comunicaciones y la industrial que nos permite interacturar sin desplazarnos, algo que podemos aplicar al ámbito laboral. Hay multitud de pequeños ejemplos que resultan muy eficaces. Se habla de lo caro que resultan las medidas eficientes, pero muchas veces el coste es menor de lo que se piensa”.
El economista advierte del “derroche que hacemos en nuestra vida cotidiana, que está marcada por el exceso de empaquetamiento de los alimentos, por la gran cantidad de ropa que desechamos… Pero hay muchas fórmulas para gestionar los residuos y los productos a nivel de la comunidad, y movernos en esta dirección es una forma mejor de vivir, y mucho del ahorro energético tiene que ver con el trabajo conjunto”.
El caso de España
Nicholas Stern reconoce la buena posición de España en el campo de las energías renovables, pero ¿está el país en buenas condiciones para liderar la lucha contra el calentamiento global? “El impacto de la crisis es muy profundo, con una elevada tasa de paro (del 20% y del 40% entre los jóvenes), que es algo muy inquietante para una sociedad.
Pero confío en que Europa como un todo reconozca este hecho, y acelere el proceso de crecimiento en España. Para ello es importante tener confianza en las instituciones financieras, pero hay que avanzar en la demanda y en el crecmiento a medio plazo. Creo que invertir en estructuras de redes eléctricas a nivel europeo podría ser una historia de crecimiento para Europa como un todo y para España en particular, por las grandes ventajas naturales que ofrece”.
Comprometido con el cambio climático
Nicholas Stern (Hammersmith, Reino Unido, 1946) ha ocupado los cargos más importantes a los que puede aspirar un economista: desde las jefaturas del Banco Mundial y del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, hasta la dirección del Servicio Económico del Gobierno británico. En 2006, a petición de Tony Blair, elaboró su famoso ‘The Economics of Climate Change: The Stern Review’, cuya conclusión principal es que no hacer nada para frenar el calentamiento global tendría un coste anual del 5% del PIB, frente al 1% que costaría tomar las medidas necesarias para frenar esta tendencia. Los servicios prestados a la economía británica han sido recompensados con las más altas distinciones, entre las que destacan la de Caballero del Imperio Británico y el título de lord.
Expone y defiende sus teorías en los foros más relevantes. ¿Y qué hace en su vida privada para preservar el clima? “Mi coche es un híbrido de Toyota. Mi residencia familiar, que data del siglo XVI, está en Sussex y hace un par de años hemos instalado una bomba de calor por suelo radiante. Utilizamos energía solar para calentarnos, y toda la calefección también. Además, compramos energía eólica y hemos aislado toda la casa adecuadamente”. Para sus desplazamientos utiliza, “siempre que puedo, el transporte público y el tren”, aunque admite que “mi mayor fracaso es que utilizo demasido el avión para mis numerosos viajes”.
fuentes: http://www.ecoticias.com y http://www.expansion.com
Más información. Informe Stern
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