La Junta de Castilla y León pondrá en marcha este año un proyecto de radiomarcaje del oso pardo, dentro de la estrategia para la conservación de esta especie en la Cordillera Cantábrica, que servirá para profundizar en el conocimiento del uso que hace el oso pardo de su hábitat en la Comunidad.
Asimismo, este proyecto servirá para identificar corredores ecológicos, analizar los efectos de nuevas actividades en el medio natural, así como el seguimiento de osos habituados o “problemáticos”, según ha informado este domingo la Junta en un comunicado.
La iniciativa, presentada en la reunión extraordinaria del grupo de trabajo del oso pardo el pasado 21 de junio, se iniciará como una experiencia piloto en el núcleo occidental de la especie en la provincia de León y estará coordinada con el Principado de Asturias, donde luego tendrá continuidad.
Según el Ejecutivo autonómico, el desarrollo de este plan es de “gran importancia” para poder conocer los patrones de desplazamiento y actividad de los osos pardos cantábricos, especialmente en el escenario actual, en el que la población muestra una “tendencia positiva”, tanto en número total de individuos como en número de hembras con crías, y que se encuentra en “expansión” aunque todavía con una mínima conexión entre las dos subpoblaciones, la occidental y la oriental.
De este modo, el programa permitirá cuantificar la extensión y ubicación de las áreas de campeo reales de machos y hembras, adultos y subadultos, a lo largo de los diferentes períodos que caracterizan la biología del oso pardo, incluyendo la temporada de celo y la de hiperfagia, así como la fase previa a la hibernación.
También permitirá estudiar los movimientos de los subadultos a lo largo de la dispersión, lo cual es “importante” a la hora de planear posibles corredores que faciliten la conexión entre poblaciones, o para identificar y tratar de limitar el efecto barrera de algunas infraestructuras, entre otros.
Asimismo, con esta experiencia piloto se busca identificar y estudiar a los “osos conflictivos”, que producen daños a la propiedades humanas.
Con los datos globales de 2018 y la media de los últimos 6 años, se estima que la población de oso pardo en la cordillera se sitúa en una horquilla de 230 a 270 animales. De ellos, entre 190 y 230 corresponderían a la subpoblación occidental y, al menos 40, a la oriental.
Del mismo modo, en el periodo comprendido entre 2000 y 2018, se confirma la “consolidación de la población de hembras y esbardos”, con un ligero incremento de la subpoblación occidental y un escenario demográfico mucho más incipiente, pero estable, en la oriental.
Fuente: EFE Verde
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