El mar más occidental del Mediterráneo ha podido ser explorado al detalle gracias a unos nuevos vehículos submarinos capaces de trabajar a 3.000 metros de profundidad. Las imágenes obtenidas servirán para caracterizar las fallas activas y conocer los efectos de otros terremotos a lo largo de la historia, permitiendo evaluar los riesgos geológicos de la zona.
Científicos españoles han cartografiado las fallas sismogénicas del mar de Alborán, la zona más occidental del Mediterráneo, con una resolución sin precedentes.
Las imágenes forman parte de la campaña ‘SHAKE’ (acrónimo de Searching The Record of Past Earthquakes in South Iberia), que está liderada por el Instituto de Ciencias del Mar. Este proyecto internacional busca caracterizar los diferentes sistemas de fallas activas localizadas en el mar de Alborán y evaluar los riesgos geológicos de la zona.
Para ello, los expertos deben obtener los parámetros sísmicos, detectar las escarpaduras de falla en el fondo marino e identificar las rupturas o depósitos asociados a terremotos pasados.
Esto es posible gracias a las imágenes obtenidas a casi 3.000 metros de profundidad por dos vehículos autónomos submarinos y otro operado remotamente que fueron lanzados al mar desde el barco oceanográfico Sarmiento de Gamboa, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
“Aunque estas fallas estaban bien caracterizadas gracias a anteriores trabajos realizados por nuestro grupo en la última década, el nivel de resolución era menor, ya que todas las medidas se habían tomado desde el barco”, explica Eulàlia Gràcia, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y responsable del proyecto ‘SHAKE’.
“En esta campaña, al disponer de vehículos submarinos de control remoto, hemos podido acercarnos a las fallas y examinarlas con un detalle sin precedentes, cartografiando con una resolución de decenas de centímetros”, añade.
Potencial para producir grandes terremotos
Las fallas del mar de Alborán están ubicadas en el límite entre las placas de Eurasia y de África, que se mueven muy lentamente –apenas unos 4 o 5 milímetros cada año– ejerciendo presión la una contra la otra.
Debido a su gran longitud, tienen el potencial de generar grandes terremotos pero, al no existir registros de movimientos sísmicos anteriores asociados a esas fallas, se desconoce su recurrencia. A ello contribuirá el cartografiado realizado por los investigadores, que permitirá conocer los terremotos que se han producido a lo largo de la historia.
Fuente: http://www.agenciasinc.es/
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