El comisario de Medio Ambiente, Janez Potocnik, ha dicho este lunes que el gas esquisto es una opción «atractiva» para reducir el uso de otros combustibles más contaminantes en la Unión Europea, pero ha dejado claro que para su desarrollo son necesarias normas europeas que den garantías a la opinión pública de que los métodos de extracción –como el polémico ‘fracking’– no plantean un riesgo para su seguridad ni para el medio ambiente.
«Nuestro objetivo es poner en marcha un marco que se beneficie del potencial económico y de los beneficios energéticos del gas esquisto, y asegurar que las actividades de extracción que emplean el ‘fracking’ se llevan a cabo con la protección medioambiental y climática adecuada», ha dicho Potocnik en una conferencia pronunciada en Londres.
El comisario ha insistido en que Bruselas quiere ganar la «confianza» de la opinión pública y tranquilizarla, así como contar con la «seguridad jurídica» necesaria para autoridades y operadores, de cara un escenario igualitario en toda la UE.
Además, ha advertido de que este gas no convencional es también una fuente fósil de energía, por lo que elegir esta opción «sólo puede ser útil» en la lucha contra el cambio climático si es entendida por los Estados miembros como una medida transitoria hacia el «desarrollo y apoyo a energía renovables».
En su discurso, Potocnik se ha hecho eco del éxito del gas esquisto en Estados Unidos y de cómo ha «cambiado profundamente» el panorama energético del país, al reducir su dependencia energética y hacer bajar los precios. Pero ha advertido de que su impacto en los mercados europeos está por ver y que, en su opinión, sería «moderado», aunque «beneficioso».
En cuanto a los riesgos que plantean las técnicas de extracción y las dudas que han despertado entre la opinión pública, Potocnik recuerda que organismos internacionales como la Agencia Internacional de la Energía ha pedido normas «claras y robustas» para el gas esquisto. El objetivo, ha explicado el comisario, es contar con las mejores prácticas normativas y técnicas con las que reducir sistemáticamente los riesgos e impactos negativos».
Así las cosas, el responsable comunitario de Medio Ambiente aboga por un marco común en toda la Unión Europea con normas y medidas «claras y sencillas» de aplicar y que permitan cierto grado de «flexibilidad», habida cuenta de que muchos de los riesgos de un proyecto dependen de cuestiones geográficas o geológicas.
Pide, además, armonizar la situación en el conjunto de la UE para evitar distintas interpretaciones nacionales y trabajar con mayor transparencia y garantías para ganar el respaldo de la opinión pública.
Fuente: Europa Press
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