Sin una mejor gestión local, los ecosistemas más emblemáticos del mundo corren el riesgo de colapsar debido al cambio climático, dicen investigadores en Science. Proteger del cambio climático sitios naturales de importancia global, como Doñana, la Gran Barrera de Coral o la Selva Amazónica, requiere que se reduzcan las otras amenazas que padecen, como los aportes de abonos y aguas residuales, la sobrepesca, o la tala de árboles.
El equipo internacional de científicos avisa de que problemas locales, como la pérdida de calidad de agua por los aportes de nutrientes o el desbroce de vegetación natural, pueden exacerbar los efectos de eventos climáticos extremos, tales como sequias y olas de calor que reducen la capacidad de los ecosistemas para soportar los impactos del cambio climático.
«Demostramos que la gestión de amenazas locales pueden expandir el ‘espacio seguro de operación’ para estos ecosistemas. Una gestión local inadecuada hace que un ecosistema sea menos tolerante al cambio climático y reduzca su capacidad de funcionamiento», dice el primer autor Marten Scheffer, director del Departamento de Ecología Acuática y Gestión de Calidad de Agua en la Universidad de Wageningen, en los Países Bajos.
Los autores examinaron tres sitios inscritos en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO: los humedales de Doñana en España, la Gran Barrera de Coral en Australia y la Selva Amazónica. Mientras muchos ecosistemas son importantes a nivel local, éstos revisten además una importancia global – de allí su designación como sitios del Patrimonio Mundial. La Selva Amazónica, por ejemplo, ayuda a regular el clima a escala mundial.
Al igual que los humedales, arrecifes, y selvas de todo el mundo, estos sitios están cada vez más bajo presión, tanto debido al cambio climático como por las amenazas locales.
Por ejemplo, las marismas de Doñana en el sur de España son el lugar de invernada más importante en Europa de anátidas y otras aves acuáticas, con más de medio millón de ejemplares. Además, Doñana tiene varias especies endémicas de invertebrados y plantas acuáticas, y el sistema de charcas temporales más importante de Europa. La entrada de nutrientes por el uso de abonos y aguas residuales, combinada con la perdida de aportes de agua por la extracción de agua subterránea, están reduciendo la calidad del agua de sus humedales, causando brotes de algas tóxicas y la expansión de una especie exótica de helecho flotante, lo que pone la biodiversidad natural en peligro. Según los científicos, un aumento de temperatura favorece la expansión del helecho e incrementa la frecuencia de brotes de anoxia y de algas toxicas, causando la pérdida de plantas y animales nativos.
«Al disminuir la entrada de nutrientes, los gestores podrían reducir este riesgo y por tanto aumentar la resistencia de los humedales al cambio climático «, dice uno de los coautores del artículo, Andy Green, profesor de investigación en la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC). Green añade que las medidas contra la eutrofización podrían incluir la reducción en el uso de abonos, la mejoría de los EDARs y el cierre de los pozos sin permiso que reducen los aportes de agua a los arroyos que entran en la marisma.
El aumento de temperatura y las sequias agudas amenazan a la Selva Amazónica y, combinados con la tala de árboles, podría convertir el ecosistema en un bosque más seco, pobre en especies y más susceptible a los incendios. Frenando la tala de árboles y acelerando la regeneración de la selva se podría protegerla del fuego y mantener niveles altos de precipitación regional, y por tanto evitar una transformación drástica del ecosistema.
La Gran Barrera de Coral está amenazada por la acidificación del océano y el blanqueo de los corales, ambos provocados por el aumento de emisiones de CO2. Amenazas locales como la sobrepesca, el aumento de nutrientes en los ríos y la ampliación de los dragados para favorecer los puertos de carbón reducen la resistencia del arrecife a la acidificación y blanqueo.
«Estos tres ejemplos de ecosistemas icónicos juegan un papel crítico en mantener la biodiversidad global. Si estos sistemas colapsan, podría significar la extinción irreversible de las especies», dice Scheffer.
Según los autores, urge que las administraciones y la sociedad reduzcan las amenazas locales que afectan a los ecosistemas icónicos, con el beneficio añadido de que estos esfuerzos complementarían acciones más amplias para controlar las emisiones de gases de efecto invernadero.
No obstante, en los tres casos que examinaron, encontraron razones para estar preocupados.
«La UNESCO está preocupada por Doñana y considera que tiene un grado de amenaza Muy Alta por el deterioro en la cantidad y calidad de agua disponible» dice Andy Green.
El artículo pretende sobre todo concienciar acerca de las oportunidades para mejorar acciones efectivas a escala local.
«Las opciones para la gestión local son claras y relativamente baratas. Los países deben aprovechar esta oportunidad, sobre todo cuando se trata de ecosistemas de importancia vital para mantener la biodiversidad global,» concluye Scheffer.
Scheffer et al (2015) Creating a safe operating space for iconic ecosystems, Science Vol 347 (6228) 1317-1319
Fuente: http://www.ebd.csic.es/
Deja tu comentario