El Colegio de Ingenieros de Montes destaca que casi el 100 por 100 de los incendios forestales son culpa del hombre y que este año, con el invierno más seco de los últimos 70 años, según AEMET, y el aumento de las temperaturas, se está favoreciendo los incendios forestales donde no es habitual, como en los Pirineos, unos montes «protectores» por su importante papel en la calidad de las aguas y advierte de la «preocupante tendencia de las últimas semanas».
Así, con motivo del Día Forestal Mundial que se celebra este martes, el decano del Colegio de Ingenieros de Montes, Carlos del Álamo, ha enfatizado que «no debe atribuirse únicamente» el aumento de incendios que se está produciendo a las actuales condiciones de sequía y ha asegurado que no tiene razones concretas para atribuir a la crisis el incremento de incendios, porque la realidad es que los fuegos los causa el ser humano.
Además, ha apostillado que el 80 por ciento de los incendios que se producen en Galicia, por ejemplo, se producen en los mismos lugares año tras año, «es una señal de que algo está ocurriendo».
«Nos alarma la tendencia que existe a casi estigmatizar socialmente a quienes cortan árboles. Hay que cortar árboles porque los montes viejos no se reproducen. El monte precisa de una regeneración y repoblación que le permita seguir desarrollándose», ha defendido, al tiempo que insiste en la necesidad de un monte «rentable y bien gestionado, porque no arde» si genera beneficios para un propietario privado o para un pueblo.
Economía forestal
En este contexto, los ingenieros de montes reclaman la necesidad de crear una economía forestal que revierta sus ingresos en la mejora de los bosques y del medio ambiente e inciden en que el bosque genera empleo, servicios, biomasa y superávit.
El colectivo expone que todos los ciudadanos consumen bosque, no solo sus materias primas sino los servicios que proporciona, como el agua de calidad, la biodiversidad, el paisaje, la recreación, el empleo, la biomasa, y «ahora más que nunca», sumideros de carbono.
El Día Forestal Mundial fue instituido por la Organización de Naciones Unidas para fomentar la conservación de los montes. A este respecto, los ingenieros destacan que España es un país «eminentemente forestal» donde casi el 50 por ciento del territorio es monte, del cual el 70 por ciento es de carácter privado.
En este contexto, subrayan que con una inversión de 100 euros por hectárea de monte dedicada a la biomasa de uso energético, se crearían 75.000 empleos en la industria forestal relacionada con el monte y supondría una inversión para el Estado de 600 millones de euros, que supondrían entre impuesto y retorno por actividad económica, las administraciones percibirían unos ingresos de unos 725 millones de euros y aseguran que, en estos momentos, es una de las «pocas actividades económicas» capaces de generar una balanza de resultados positiva.
Asimismo, ha incidido en que la actividad forestal puede crear 10 empleos en el medio rural por cada megawatio producido, el ratio más alto de todas las energías renovables, ya que según el Plan de Energías Renovables del Gobierno, 10 millones de toneladas de biomasa de uso energético generan 10.000 puestos de trabajo.
En cuanto al consumo de recursos naturales, que conlleva un «riesgo de desgaste evidente», los ingenieros forestales pide una «contraprestación» de la que poder nutrir esta fuente de servicios. «Sabemos cuánto vale la riqueza que nos ofrece el monte, pero no le ponemos precio», afirma el presidente del Colegio de Ingenieros de Montes, Carlos Del Álamo, que ha añadido que la sociedad valora socialmente la conservación del paisaje, la calidad de las aguas, el desarrollo de biomasa, pero no se para a pensar que se ofrece «casi gratuitamente».
«España dispone de una gran superficie capaz de generar servicios que hoy por hoy son gratuitos. No les ha sido asignado un precio. Pero conservar nuestra Naturaleza, ésa que genera tantos beneficios, tiene unos costes», insiste el Colegio Profesional que plantea un mecanismo para hacer frente al pago de esos costes.
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