Un estudio analiza los diferentes procesos de reciclaje de residuos textiles, sus ventajas e inconvenientes, y los principales obstáculos para desarrollar todo su potencial.

El reciclaje de textiles usados se enfrenta actualmente a grandes retos, pero también ofrece un enorme potencial para la economía circular en la Unión Europea. Según un reciente estudio realizado por el Öko-Institut alemán, la mayoría de los textiles usados se exportan, a menudo a países no pertenecientes a la UE, se incineran para generar energía o se envían a vertederos. Solo una pequeña parte se recupera para introducirla en procesos de reciclaje, y rara vez se producen fibras de alta calidad para su uso en nuevos textiles.

Las conclusiones del estudio, realizado en Alemania peor aplicable en su mayor parte a cualquier país europeo, reflejan que las principales razones por las que los textiles no se reciclan en mayor medida son el escaso desarrollo de los procesos de reciclaje y la falta de incentivos para que los fabricantes textiles utilicen material reciclado en lugar de material virgen.

El estudio muestra que el reciclado mecánico es actualmente el proceso dominante en materia de reciclaje textil. Este proceso es menos perjudicial para el medio ambiente que otras tecnologías, pero inevitablemente provoca un deterioro de la calidad de las fibras.

La despolimerización de fibras se considera una solución prometedora para mejorar la calidad de las fibras recicladas, pero aún está en fase de desarrollo. En este proceso, fibras como el poliéster, el nailon o la celulosa se descomponen en sus componentes originales en procesos químicos para que puedan reutilizarse en la producción de nuevos textiles.

Por otro lado, procesos como la pirólisis o la gasificación, que suelen denominarse reciclaje químico, descomponen la estructura química de la fibra en mezclas de hidrocarburos de cadena corta y requieren mucha más energía que la despolimerización. En la actualidad, los aceites de pirólisis y los gases de síntesis rara vez se utilizan para la producción de fibras textiles, sino más bien en la producción de combustibles o en la industria química.

«Para producir fibras de alta calidad, el reciclado mecánico está llegando a sus límites. Para una verdadera economía circular, necesitamos tecnologías innovadoras que preserven la calidad de las fibras y las vuelvan a hacer utilizables para la industria textil», resume Clara Löw, experta en reciclaje textil sostenible del Öko-Institut. «Por tanto, es urgente seguir desarrollando la despolimerización. Es importante establecer una jerarquía clara de los procesos de reciclado en función del aporte energético y ecológico para priorizar las futuras inversiones en reciclado textil», añade.

Mayor proporción de fibras recicladas en los nuevos textiles

El estudio también subraya que la proporción de fibras recicladas, los llamados reciclados, en la producción de nuevos textiles ha sido hasta ahora muy baja. Para aumentar esta proporción de fibras recicladas, se necesitan mayores inventivos para los fabricantes. Pero también, por ejemplo, cuotas vinculantes para el uso de reciclados, así como requisitos para la reciclabilidad de los productos textiles en su conjunto y la obligación de los fabricantes de recoger por separado y reciclar estos productos.

Según los autores del estudio, esto podría lograrse a través del Reglamento de Diseño Ecológico de la UE, la introducción de la recogida selectiva obligatoria en la UE a partir de 2025 y la introducción de la responsabilidad ampliada del productor para los textiles a través de una revisión de la Directiva Marco de Residuos, que actualmente se están planificando o ya se han adoptado en algunos países.

«Para utilizar realmente el potencial del reciclaje textil, no solo necesitamos mejores tecnologías, sino también requisitos legales claros e incentivos económicos», afirma Löw. «Sin embargo, su impacto depende en gran medida de su diseño específico. Por lo tanto, pedimos la aplicación ambiciosa de todos los procedimientos legislativos actuales para aprovechar plenamente el potencial de la economía circular en el sector textil», concluye.

Fuente: Residuos Profesional