Los cultivos actuales tienen su origen en la domesticación de plantas silvestres, conocidas como progenitores silvestres. Por ejemplo, el maíz proviene del teosinte, una planta que se encuentra en los ecosistemas naturales de México. La domesticación de las plantas, que comenzó hace más de 10.000 años, tenía como objetivo modificar estos progenitores silvestres mediante selección artificial para su uso en la agricultura. Un estudio en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), entidad dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (MICIU), ha demostrado que los progenitores silvestres alteran el microbioma del suelo donde crecen, promoviendo funciones ecológicas como la fertilidad del suelo y el almacenamiento de carbono. Los resultados del estudio, publicados en la revista Ecology Letters, pueden contribuir a mejorar la salud de los cultivos modernos y a reducir el uso de fertilizantes.
A pesar de la importancia de la rizosfera (la zona del suelo en contacto directo con las raíces) de los progenitores silvestres y su impacto en el microbioma del suelo (la comunidad de microorganismos que lo habitan) y en las funciones de los ecosistemas, sigue siendo un área poco estudiada. Este conocimiento es crucial para desarrollar herramientas microbiológicas aplicables a la agricultura sostenible.
“Hemos cuantificado la influencia de la rizosfera en las comunidades de bacterias, hongos, protistas e invertebrados y en la multifuncionalidad del suelo investigando nueve progenitores silvestres de cultivos modernos esenciales para la alimentación mundial: arroz, maíz, trigo, cebada, judía común, soja, patata, girasol y algodón”, explica Miguel de Celis, científico del Instituto de Ciencias Agrarias (ICA-CSIC) y primer autor del estudio.
En colaboración con grupos de investigación de China, India, Israel, Irán, México, Estados Unidos, Chile y España, se recolectaron muestras de rizosfera de las poblaciones naturales de los progenitores silvestres seleccionados para analizarlas posteriormente en el laboratorio. Utilizando técnicas de secuenciación masiva y biología computacional, se evaluó la relación entre las comunidades de hongos, bacterias, protistas e invertebrados y la multifuncionalidad del suelo, estableciendo una referencia para comparar la evolución del microbioma asociado a los cultivos actuales.
“El estudio de las interacciones planta-suelo y la función ecosistémica a lo largo de gradientes ambientales es esencial para desarrollar productos que mejoren la producción agrícola sostenible en el contexto del cambio climático. Por ello, este trabajo es un punto de partida para la búsqueda de inóculos microbianos que aumenten la resiliencia de los cultivos al cambio climático”, concluye Pablo García, investigador del ICA-CSIC y coordinador del estudio, financiado por una Beca Leonardo de la Fundación BBVA (Proyecto MICROAGRO).
Fuente: Residuos Profesional
Miguel de Celis et al. The abundant fraction of soil microbiomes regulates rhizosphere function in crop wild progenitors. Ecology Letters. DOI: 10.1111/ELE.14462
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