La red europea RREUSE ha elaborado un decálogo con los principios rectores que considera esenciales para el desarrollo de políticas europeas de gestión de textiles. Entre otras cuestiones, reclama que todos los costes en los que incurran las empresas sociales en este ámbito sean cubiertos por los sistemas de responsabilidad ampliada del productor.
La revisión de la Directiva Marco de Residuos (DMR) y el desarrollo de criterios de fin de la condición de residuo para los residuos textiles tendrán un gran impacto en toda la Unión Europea. El estatus de los residuos puede impulsar o poner en peligro a las empresas sociales de recogida y gestión de textiles, por lo que es una cuestión clave para la red RREUSE, que aglutina a organizaciones europeas de reutilización.
La DMR define los residuos como «cualquier sustancia u objeto del que su poseedor se desprenda o del que tenga la intención o la obligación de desprenderse», pero las diferentes interpretaciones de los Estados miembros en este ámbito han dado lugar a una diversidad de contextos nacionales en los que han estado operando las empresas sociales. El impacto que un estatus armonizado de los residuos tendría en esas diferentes realidades debería evaluarse cuidadosamente y reflejarse en la evolución legislativa en curso.
Para tener en cuenta la diversidad de contextos nacionales y el papel esencial que desempeñan las empresas sociales -evitando el reciclaje prematuro de bienes reutilizables, creando puestos de trabajo inclusivos y generando ingresos por la venta de textiles usados que benefician a las comunidades locales-, RREUSE ha desarrollado un conjunto de principios rectores para la elaboración de políticas sobre recogida y gestión de textiles.
La entidad ha hecho un llamamiento a los responsables políticos para que sigan estos principios en cualquier desarrollo político relacionado con este ámbito crucial para las empresas sociales y las sociedades en general. El objetivo debe ser preservar la diversidad de las condiciones marco nacionales sin diluir la ambición social y ecológica general.
Principios Rectores
- La reutilización local y la preparación para la reutilización deben ser prioritarios. El destino prioritario de los textiles recogidos debe ser siempre la reutilización local. Para ello, tanto el principio de proximidad como la jerarquía de residuos deben ocupar un lugar destacado en la elaboración de políticas.
- Hay que proteger el papel vital de las empresas sociales. Las empresas sociales son los únicos actores de la economía circular textil que siempre dan prioridad a la reutilización local y a la preparación para la reutilización. Es crucial preservar este sector y no permitir que sea invadido por actores puramente lucrativos y/o poco éticos.
- Deben preservarse las entregas directas a empresas sociales. Debe preservarse la posibilidad de realizar donaciones en tienda a empresas sociales, ya que conducen a que las empresas sociales reciban directamente textiles de mayor calidad y, por tanto, a un mayor grado de reutilización local. Estas donaciones deberían contabilizarse como textiles recogidos en los sistemas de responsabilidad ampliada del productor (RAP).
- Las donaciones deben limitarse a las empresas sociales. El término «donación» sólo se aplica a la entrega gratuita de algo a una empresa social, una organización benéfica o un centro de reutilización por mandato estatal, y no debe utilizarse en el caso de minoristas de segunda mano puramente comerciales.
- Los residuos pueden ser un recurso, pero hay que reducirlos. En el contexto de la crisis climática y otras emergencias medioambientales es vital educar a los ciudadanos en que sus pautas de consumo tienen que cambiar: a favor de comprar menos, de mejor calidad, usado, y conservar los bienes el mayor tiempo posible.
- Es necesario garantizar a las empresas sociales un papel central en la recogida de textiles. Para poder desempeñar su papel fundamental en la gestión de los textiles usados, las empresas sociales deben ser reconocidas e implicadas como actores clave en la recogida de textiles en el marco de los sistemas de RAP.
- La distribución de la financiación debe ajustarse a la jerarquía de residuos. La distribución de las tasas de la RAP debe seguir la jerarquía de residuos. Esto significa: 1) situar los esfuerzos de prevención de residuos, la reutilización y las actividades de preparación para la reutilización por delante del reciclado; y 2) distribuir la financiación en consecuencia.
- Las tasas de RAP deben cubrir los costes de gestión textil de las empresas sociales. Todos los costes de gestión textil incurridos por las empresas sociales -para la recogida, clasificación, reutilización/reparación y preparación para las actividades de reutilización, formación así como eliminación de residuos no recuperables- deben estar totalmente cubiertos por las tasas de la RAP.
- La carga administrativa debe ser manejable. Cualquier nueva medida política tiene que tener en cuenta la larga historia y diversidad de las empresas sociales en la reutilización y preparación para la reutilización de textiles, no introduciendo cargas administrativas excesivas.
- Las empresas sociales deben recibir apoyo en la transición. Cualquier nuevo régimen pondrá potencialmente en peligro la ya precaria existencia de las empresas sociales en determinados contextos, por lo que es crucial que el sector reciba todo el apoyo necesario -financiero, operativo, formativo, administrativo- para adaptarse con éxito.
Fuente: Residuos Profesional
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