La migración es la respuesta estacional que dan las especies a los cambios predecibles en la disponibilidad de recursos, pasando de áreas con escasez a zonas donde abundan o se incrementan. Aunque no son las únicas, las aves realizan algunos de los procesos migratorios más espectaculares del planeta. Las cifras hablan por si solas. Unos 5.000 millones de aves de 187 especies cruzan todos los años Asia y Europa para terminar en África en busca de mejores condiciones. Y un número similar, de otras 200 especies, hacen lo propio desde Norteamérica hacia Centroamérica y Sudamérica. Todas ellas buscan dos recursos principales: alimento y un lugar para reproducirse.
Pero las migraciones en las aves no solo implican recorrer grandes distancias entre distintos puntos del planeta. También hay migrantes de corta distancia, que son especies que realizan pequeños desplazamientos, por ejemplo desde las zonas altas de las montañas a las zonas bajas. O migrantes de media distancia, que sin llegar a cruzar continentes enteros se desplazan por distintos países en busca de una mejor vida.
En cualquier caso, estos desplazamientos suponen importantes riesgos para los individuos que los realizan, pues conllevan un enorme gasto físico y psicológico, incertidumbre en los recursos alimenticios, exposición a depredadores, estrés hídrico, colisión con infraestructuras artificiales, y un largo etcétera. Por tanto, el estudio de cuáles son las rutas, los lugares de parada y descanso, cómo se alimentan, cuánto tardan o dónde terminan finalmente su periplo, son cuestiones capitales para su conservación. Y aunque el interés por la migración de las aves viene de muy antiguo, no es hasta las últimas décadas cuando hemos comenzado a poder dar respuestas más precisas a estos interrogantes gracias en gran medida a los avances tecnológicos. El radioseguimiento, los radares, el posicionamiento satélite o la reciente ciencia ciudadana 2.0, nos han permitido adquirir una visión más global de las rutas migratorias al mismo tiempo que se han mejorado las estrategias de conservación de las especies.
Y es que, el estudio de las rutas de desplazamiento, especialmente de aves y murciélagos, también está sirviendo para mejorar la gestión del impacto de los parques eólicos al evitar la implantación de centrales en lugares donde pudieran suponer barreras o interferencias significativas para las especies. Un conocimiento que hemos incorporado en el curso “Evaluación y Seguimiento del Impacto de los Parques Eólicos sobre la Fauna”, dónde os enseñaremos a caracterizar y analizar los movimientos de los vertebrados voladores, con el objetivo de minimizar el impacto de los aerogeneradores sobre sus poblaciones. Si estáis interesados no dudéis en pedirnos información. Os esperamos.
Para saber un poco más sobre las migraciones animales:
– The Migratory Connectivity Project
[…] La tecnología ha cambiado totalmente cómo estudiamos a las aves migratorias. Con sistemas de seguimiento avanzados y geolocalizadores, los expertos siguen exactamente por dónde van las aves. Esto revela detalles importantes de sus viajes, como dónde hacen paradas o dónde buscan comida6. […]