Una de las cosas que más me ha llamado la atención en mi labor «gisera» ha sido la cantidad de imágenes extrañas que podían verse desde el cielo y a las que sacarle parecido con algo de la vida cotidiana. Aplicaciones como Eye on Earth, Sigpac o Google Maps han sido objeto de curioseo tanto para técnicos en cartografía como para personal no especializado en SIG. Cuando en mi día a día tropiezo con alguno de estos casos, o lo visualizo en algún sitio, me gusta guardarlo como ejemplo de lo divertido e interesante que es trabajar con los Sistemas de Información Geográfica.
Las Modelos Digitales de Terreno y las ortofotos son uno de los puntos fuertes con los que se enganchan principiantes y alumnos en cursos de SIG ya que abren un nuevo mundo lleno de curiosidades y una forma de percibir la realidad nunca vista anteriormente. Las cosas desde lo alto se ven bastante diferente. Con ánimo de continuar creando un ejercito de expertos en SIG os animo a que comparéis conmigo la realidad vista desde lo más alto y os enganchéis en el mundo SIG.
Si viéramos esta imagen pensaríamos que se trata de una fotografía de las escamas de algún reptil o mariposa a gran tamaño. Nos equivocamos, son cultivos al norte de Lanzarote.
Los cultivos no son los únicos que nos engañan a vista de pájaro. La explotación de recursos naturales como la madera, transportada por corrientes de agua, pueden llevarnos a pensar que un centenar de alfileres han caído al agua y se mantienen a flote.
¿Un corazón? No, se trata de una pequeña isla situada al noroeste del paradisíaco Sveti Filip i Jakov en Croacia. La naturaleza es más caprichosa que nosotros y define sus propias formas.
Este corazón no es el único capricho acuático de la naturaleza. En Bélgica podemos ver alguna que otra laguna con formas curiosas que, a vista aérea, pueden parecer objetos peculiares. Por ejemplo, una pistola.
Y si la naturaleza es capaz de definir formas sencillas también es capaz de definir formas complejas. Las míticas montañas canadienses con el perfil de un indio ya han sido vistas por millones de personas en Google Earth y son objeto de hipótesis y leyendas.
En ocasiones podemos pensar que la naturaleza es capaz de hablar Braille. No es así, son pequeños aprovechamientos en medio del desierto donde pueden llegar a utilizarse incluso como zona de aterrizaje de avionetas. La verdad es que siempre me he preguntado si las avionetas no tienen espacio suficiente en el desierto para aterrizar…
Lo que parece ser la estela de un avión o un cometa en el cielo puede ser justo lo contrario. Una sencilla lancha motora deja el mismo rastro sobre el agua.
Hace poco vi esta imagen y me recordó a las palomitas de colores que comía de pequeño cuando me llevaban al cine. No son palomitas dulces. Es el una imagen aérea del Amazonas obtenida mediante tecnología LIDAR.
Una imagen como esta bien puede llevar a confundir una microfotografía de las dendritas y axones de neuronas, con los ríos y afluentes que muestra una imagen RGB tomada por nuestro amigo el satélite LANDSAT.
Más redes neuronales como esta nos recuerdan los caminos que reiteradamente se emplean en los desiertos. También parecen pelos.
Algunos de estos caminos del desierto van a parar a lagunas de sal cuyos colores y formas pueden confundirnos con algún que otro set de pintura y maquillaje. ¿No os recuerda a las pastillas de acuarela que usábamos de pequeños?
Algo parecido ocurre en la ciudad de Paita, en Perú, con balsas de decantación de alpechines, lodos y otros productos químicos
El famoso volcán Waw an Namus de África parece, desde el aire, más que un volcán la ecografía de un embrión.
A mis compañeros, esta imagen, les parecen células apiñadas. A mi me recuerdan a chipirones en su tinta. En realidad son centenares de hipopótamos dándose un chapuzón que captó Google Earth a drede.
A veces, las fronteras geográficas sí tienen límites físicos como nos contó Jose Mª Cornejo en uno de sus post. Al menos estéticamente hablando y diferenciando estilos de vida y usos del suelo. Este contraste entre un tipo de parcelas y otro es, ni más ni menos, que parte de la frontera geográfica entre México y Estados Unidos. Cualquiera diría que un término administrativo puede dividir dos paisajes tan diferentes de formas y colores.
Otra curiosa imagen de cultivos podemos verla en Italia, donde millones de parcelas se complementan para dar un aspecto de alfombra o tapete. Cuando lo vi la primera vez me recordó a un polémico y curioso edificio de ventanas verdes situado en el ensanche de Vallecas de Madrid.
Si vemos este inmenso agujero nos parece inconcebible que el hombre haya podido realizar semejante cambio físico en su entorno. No es el agujero de un meteorito, es una mina.
Y si nos desviamos de la Autovía del Sur por el camino de la Guardia Villarrubia no necesitaremos indicaciones de la DGT que nos orienten sobre donde parar a tomar algo. Alguien se ha adelantado…
El que haya tenido una lámpara de papel, de IKEA, modelo Dudero o Storm no puede evitar acordarse de ella y del polvo que acumulan cuando ve las estaciones de tren aéreo de Malasia. ¡¡Son iguales!!
Como veis, la vida del gisero da para curiosidad a la vez que trabajar . Y creo que es más la curiosidad que mi propio trabajo la que me lleva a seguir enganchado en visores y Sistemas de Información Geográfica.
¿Y tú? ¿Tienes alguna imagen aérea que compartir con nosotros y que te recuerde algún objeto de la vida cotidiana? La web está llena de estas curiosidades y comparativas. Si no quieres acabar trabajando de gisero mejor no crucéis esta frontera.
El Instituto Superior del Medio Ambiente tiene una amplia oferta del formación en Sistemas de Información Geográfica para los interesados en esta disciplina
Geniales imágenes.
Gran post, Roberto. Gracias por compartir curiosidades y experiencias del universo gisero ;-)
Santiago Molina