Tortilla de patatas, mejillones en escabeche, cervecitas, un mantel de cuadros rojos, radiolé, una siestecita y un embalse. Son los ingredientes necesarios para el dominguero de a pie en cualquier rincón de España. Y es que, el fin de semana, está para descansar con la familia y pegarse un buen chapuzón cuando el sol aprieta.
Estos distintivos son muy nuestros, los protegemos e incluso los exportamos fuera cuando salimos al extranjero. Pero… ¿protegemos todos estos distintivos por igual? Está claro que la cerveza y la siesta son objeto de protección sagrada que, junto con el chapuzón dos horas más tarde de comer «para que no se corte la digestión«, son elementos typical spanish que defendemos con uñas y dientes en nuestra cultura. Pero terminamos olvidando proteger uno de los elementos más importantes para el dominguero: los humedales donde darnos el chapuzón. Hoy, como cada año, el día 2 de Febrero, se celebra el Día Mundial de los Humedales para la puesta en valor de estos espacios tan necesarios y valiosos, ya sea por ley o por ocio.
A diferencia de otros espacios naturales protegidos, los humedales, están regulados por el Real Decreto 435/2004 que no plantea una obligación estricta de designación, pero sí de consideración de estos espacios a incluir en el Inventario Español de Zonas Húmedas. A excepción de los lugares Ramsar, los humedales pertenecientes a este inventario, son designados en las Comunidades por criterios menos estrictos, principalmente por sus cualidades ecológicas, sus estados de conservación y su singularidad.
Actualmente, son cuatro las Comunidades Autónomas que tienen designados formalmente humedales en sus autonomías: Madrid, Valencia, Andalucía y La Rioja. Un total de 237 humedales han sido incorporados a este inventario español con objeto de ser protegidos y conservados. El mayor peso lo tienen los humedales de tipología lago, laguna o charcas, y le siguen otras tipologías como estanques artificiales de interés ecológico, tramos naturales de cursos de agua y los humedales y lagos de montaña. 157 de estos humedales (un 66%), se encuentran incluidos dentro de espacios protegidos de mayor rango como Red Natura 2000, Reservas de Biosfera o zonas Ramsar.
Tal vez, uno de los datos más alarmantes sea que 105 espacios, casi la mitad, presentan una categoría de estado de conservación alterada o muy alterada.
En muchas ocasiones, esta degradación, viene propiciada por condicionantes ambientales, como la sequía. En otras, el mal uso y gestión por parte nuestra, lleva a niveles de degradación en los que no hay vuelta atrás para su recuperación. Tal vez no podamos hacer nada frente a la sequía de lluvias, pero sí asumir un uso responsable de estos humedales en nuestras salidas domingueras. Respetar la avifauna, mantener limpios los espacios y no dejar residuos son actos, no de respeto por los humedales, sino de civismo por cualquier ámbito de nuestro entorno que no cuestan más que diez segundos de reflexión. Sería interesante hacer un estudio y determinar si no tenemos diez segundos o nos falta reflexión. Tal vez ambas.
Ahora cabe preguntarse qué ocurriría si los humedales de nuestro país terminaran desapareciendo. Además de perder un recurso tan valioso como el agua, ¿perderíamos las tradicionales tortillas de patata en familia que amenizan nuestros refrescantes días domingueriles?
Roberto, aunque en clave de humor nos has hecho reflexionar sobre la importancia de éstos espacios que a veces están infravalorados como «piscinas naturales» y que merecen un comportamiento responsable para conservar su riqueza. Gracias