España sigue siendo el país de Europa con mayor riesgo de desertificación: el 75% de su territorio se encuentra en peligro de sufrirla y un 6% ya se ha degradado de forma irreversible.
Organizaciones medioambientales han alertado de que las actuales lluvias no garantizan el futuro abastecimiento de agua en España y de que la «contaminación» del agua y la «mala gestión hídrica» hacen «peligrar» las reservas para las próximas décadas.
La cuenca del Guadalquivir declarada en sequía
Así, a pesar de que el verano de 2021, en cuanto a precipitaciones, ha sido más húmedo de lo normal, la ONG avisa de que España ya tiene la cuenca del Guadalquivir declarada en sequía y otras, como la del Guadiana, Duero, Guadalete-Barbate, Mediterráneas andaluzas, Segura o Miño-Sil, por debajo del 40% de sus reservas.
Según alerta la ONG, España sigue siendo «el país de Europa con mayor riesgo de desertificación: el 75% de su territorio se encuentra en peligro de sufrirla y un 6% ya se ha degradado de forma irreversible».
La mala gestión de los recursos hídricos
En cuanto a las causas, Greenpeace precisa que el problema de la falta de agua «no solo se debe a la disminución de las precipitaciones (agravada por la crisis climática), sino que depende también de la mala gestión de los recursos hídricos (regadíos industriales, trasvases, pozos ilegales, exportación) y del grado de contaminación de las aguas (por factores como la industria, las macrogranjas, la agricultura intensiva especialmente el olivar o cultivos tropicales como el aguacate o el mango)».
Regadíos de uso intensivo (especialmente el olivar)
Como ejemplo de este problema, pone la cuenca del Guadalquivir. Allí, según la organización, «se pretende justificar como ‘sequía’ una situación de escasez hídrica, que ha sido provocada por la enorme demanda de recursos hídricos por parte de los regadíos de uso intensivo (especialmente el olivar)».
«Cuando estamos en pleno proceso de presentación de alegaciones al plan hidrológico de la cuenca del Guadalquivir, es preocupante la apuesta que este plan hace por el olivar intensivo e hiperintensivo, que puede llevar al colapso hídrico de la misma. Deberíamos planificar ya una transición hídrica justa para el sector agrícola andaluz, adaptada a los escenarios de cambio climático», ha explicado el coordinador de Greenpeace en Andalucía, Luis Berraquero.
Greenpeace ha recorrido Andalucía para mostrar, en imágenes, las causas y efectos del problema del agua en España. Su principal cuenca hidrográfica, la del Guadalquivir, fue declarada oficialmente en «situación excepcional por sequía extraordinaria» el día 2 de noviembre.
Según el responsable de agua en Greenpeace, Julio Barea, las imágenes muestran «una realidad alarmante» y «no se puede seguir mirando para otro lado». «Es imprescindible cambiar el modo en el que administramos los recursos naturales para mitigar los efectos de la desertificación y las sequías venideras», añade.
Más de un millón de pozos ilegales
En las imágenes se observa la interacción en el problema de aspectos como: el cambio en el modelo de producción agrícola modificando «masivamente» el regadío hacia el intensivo e industrial; el «consumo descontrolado y la mala gestión»; los vertidos y la contaminación; o la existencia de «más de un millón de pozos ilegales que extraen, sin control, el equivalente a lo que consumiría una población de más de 110 millones de personas».
Grave estado de contaminación
Con el fin de mejorar la gestión del agua, Greenpeace considera urgente «cambiar la política hidráulica tradicional centrada en la ejecución de grandes obras; luchar contra el grave estado de contaminación que sufren las aguas continentales e implantar regímenes de caudales ecológicos científicamente establecidos».
Asimismo, propone «garantizar el equilibrio entre las demandas de recursos y los recursos realmente disponibles, asumiendo los límites actuales de cada demarcación hidrográfica»; «poner freno a la edificación y a la construcción de instalaciones muy demandantes de agua (campos de golf, parques temáticos)», «controlar los volúmenes de agua realmente utilizados y erradicar los usos irregulares de agua».
Incrementar la agricultura ecológica
Además, pide «incrementar la superficie dedicada a la agricultura ecológica y el uso de variedades locales adaptadas al clima»; «reconvertir el regadío intensivo y superintensivo a explotaciones pequeñas y medianas»; «iniciar una transición hídrica justa»; «prohibir los nuevos proyectos de ganadería industrial y apoyar la producción extensiva, local», y lograr «la transformación completa del sistema energético actual hacia un sistema 100% renovable».
Fuente: Ecoavant
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