La borrasca Gloria se ha ensañado con el litoral catalán, que ha sufrido la peor tormenta de levante de este siglo. Uno de los puntos de máxima afectación y preocupación es el delta del Ebro, donde las fuertes precipitaciones sumadas a la entrada de agua del mar como consecuencia del temporal están provocando daños de consecuencias todavía incalculables en los hábitats naturales, campos de cultivo (arroz y frutales, principalmente), infraestructuras y edificaciones.
Además de hacer desaparecer innumerables playas bajo el oleaje, en especial los del área metropolitana, el aguacero ha hecho estragos también en el Delta del Ebro, donde algunas de sus zonas más sensibles han quedado completamente inundadas por el mar, que ha cubierto 3000 hectáreas de arrozales y ha penetrado 3 kilómetros tierra adentro.
En este sentido, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha apostado por impulsar un «plan de acción inmediato». «El Delta necesita una solución ahora y aquí», después de que el agua de mar haya alcanzado amplias extensiones de arrozales.
Por su parte, la Federación de Cooperativas Agrarias de Catalunya (Fcac) ha alertado este miércoles de que las dos cooperativas arroceras, Arrossaires del Delta de l’Ebre y Càmara Arrossera del Montsià, que producen el 75% del total del arroz en Cataluña y están ubicadas en los márgenes del río Ebro, están en riesgo después de que la crecida del mar haya provocado inundaciones en los campos de hasta tres kilómetros y haya afectado a unas 3.000 hectáreas.
Las muscleras de la bahía del Fangar también han sido destruidas por el temporal, que ha provocado afectaciones muy importantes en otros puntos frágiles, como la isla de Buda, en Sant Jaume d’Enveja, y la barra del Trabucador, en Sant Carles de la Ràpita.
El problema: Reducción de los caudales y sedimentos que llegan al mar
Por su parte, la Organización SEO BirdLife ha señalado directamente al problema.
La reducción de aportes sedimentarios que llegan al Delta del Ebro es una evidencia constatada que conlleva una serie de efectos directos e indirectos sobre la estructura del tramo bajo del río Ebro, su delta y su área marina de influencia. Una presión que se suma a los efectos sinérgicos de la subida del nivel del mar y la erosión costera. La reducción del caudal del Ebro pone en riesgo el mantenimiento de los ecosistemas del tramo bajo del río Ebro, su delta y, en especial las aguas litorales asociadas y el ámbito marino de la plataforma adyacente. La disminución de aportes fluviales y sus nutrientes conlleva unas implicaciones biológicas a medio y largo plazo en el sistema río-mar, que provocan cambios que van desde la cuña salina hasta las poblaciones piscícolas pelágicas.
Los efectos del cambio climático
Sofía Rivaes, responsable de la Oficina Técnica de SEO/BirdLife en el Delta de L’Ebre, declara que: “los potenciales efectos del cambio climático están ahí, pero el foco de los problemas están en la prácticamente nula llegada de sedimentos -el 99% de los que deberían llegar al Delta quedan atrapados en los más de cien embalses de la cuenca- y la extrema reducción de caudales”.
Ambas cuestiones han desestabilizado por completo el dinamismo propio de este singular ecosistema, que está viéndose engullido por el mar tras temporal. “Apostar por medidas en este territorio obviando lo que ocurre aguas arriba, es tirar el dinero al mar, apunta y concluye Rivaes: “Es el momento de actuar pero hay que hacerlo de forma serena y lógica, evitando decisiones precipitadas derivadas de un cierto alarmismo y que puedan desembocar en actuaciones puntuales que no tienen en cuenta la necesaria visión holística de los problemas de base del delta”.
Por su parte, Roberto González, responsable del programa de Aguas de SEO/BirdLife recuerda que “es absurdo creer que hay un debate, el debate no existe: o conseguimos hacer llegar los sedimentos al delta y unos caudales acorde a sus necesidades, o lo perdemos para siempre”. González apunta que “ya lo hemos pedido de forma detallada*, por activa y por pasiva, y por escrito a las administraciones con competencias, pero lamentablemente no vemos decisiones acordes a la urgencia y la problemática que se plantea”.
SEO/BirdLife recuerda que los científicos ya han avisado de que el Delta cuenta con la casuística para situarse como el lugar potencial para sufrir los primeros refugiados del cambio climático en Europa. La organización conservacionista apunta que gran parte de la solución está en el Esquema de Temas Importantes (ETI), un documento clave en el proceso de planificación hidrológica que está a punto de publicarse su borrador a consulta pública.
“Este ETI será la última oportunidad para que las administraciones, especialmente la estatal y las autonómicas, demuestren que apuestan por un transición ecológica justa en materia de aguas. Estamos ante el último ciclo de planificación hidrológica y las bases de gestión y planificación que dejaremos a las generaciones futuras”, afirma Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife. “Ese documento deberá recoger las soluciones* y será la prueba definitiva de la apuesta del Gobierno y de la Vicepresidencia para la Transición Ecológica y Reto Demográfico en la gestión de nuestras cuencas hidrográficas”, concluye Ruiz.
Las imágenes del desastre
Las imágenes del satélite Sentinel-1 difundidas en Twitter por Josep Sitjar, geógrafo y analista del Servicio de Sistemas de Información Geográfica y Teledección de la Universidad de Girona (SIGTE-UdG) se han vuelto virales.
En una comparativa de imágenes de los días 15 de enero (anterior a la borrasca) y 21 de enero, en pleno temporal, se observa la presencia de masas de agua en buena parte del delta, en especial en el lóbulo o parte norte, donde el mar ha entrado hasta 3 kilómetros tierra adentro.
La imagen del día 21, en concreto, muestra en color azul las zonas cubiertas por el agua, sin diferenciar el agua dulce (de lluvia o del río Ebro y sus canales) del agua de mar, como detalla Josep Sitjar en un tuit aclaratorio de su mensaje visual inicial.
Carla García concreta que en la segunda imagen el color azul claro muestra que el agua está muy movida, frente al color azul más intenso de la primera imagen, con aguas más calmadas.
El sistema de interferometría radar del satélite Sentinel permite observar la superficie terrestre, en este caso el delta del Ebro, tanto de día como de noche, y también en momentos de nubosidad intensa, como la del día 21.
Fuentes: La Vanguardia, El Mundo, SEO BirdLife
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