Hasta cuatro kilos de insectos al año puede consumir una familia de vencejos, un ave inquieta y ruidosa que frecuenta los entornos urbanos, pero que a menudo pasa desapercibida y cuyos beneficios muy pocos conocen.
“Somos ajenos al hecho de que en las ciudades hay una biodiversidad que nos ofrece unos servicios muy importantes a los ciudadanos”, ha explicado a Efe Beatriz Sánchez, responsable del Área de Biodiversidad Urbana de SEO/BirdLife.
Sin ir más lejos -ha reconocido- los vencejos comen moscas, mosquitos, insectos en general, y una sola familia de esta especie puede comer hasta cuatro kilos de insectos al año, y por eso “tener a estos animales cerca es tener un insecticida natural”.
Los vencejos de Príncipe Pío
El intercambiador madrileño de Príncipe Pío alberga una densa población de vencejos, que desde principios de primavera conviven e interaccionan con la entrada y salida de trenes y sobrevuelan las cabezas de miles de viajeros cada día antes de emprender su viaje invernal a África.
Sin embargo, muy pocas personas son conscientes de que el ruidoso canto que acompaña su apresurado paso por la estación proviene de unas aves tan sorprendentes e inquietantes como éstas, símbolo de la riqueza natural de un entorno urbano.
Según Beatriz Sánchez, “si las aves están, significa que todavía tenemos una salud del ecosistema medianamente adecuada también para el ser humano”, pues la ausencia de aves en las ciudades es un indicador de contaminación, según Eurostat.
El valor de la biodiversidad urbana
Por eso, el principal reto de los ayuntamientos “es asumir que la biodiversidad está ahí, que es buena y que un simple cambio en las políticas puede mejorar mucho la calidad de vida de sus ciudadanos”, ha explicado.
Porque, según SEO/BirdLife, la biodiversidad aporta servicios ecosistémicos, como amortiguar la temperatura, limpiar el aire o fijar el CO2 en el caso de los árboles, y numerosos estudios científicos han demostrado que un mayor contacto con zonas verdes mejora la salud de los habitantes de las ciudades al reducir el impacto de la expansión urbanística.
Aunque la razón de más peso a la hora de justificar la conservación de la biodiversidad en las ciudades es que en ellas vive más de la mitad de la población mundial, recuerda SEO/BirdLife.
Planificación municipal
Beatriz Sánchez ha señalado algunas de las medidas “muy sencillas” que se pueden adoptar desde la planificación urbana en parques y jardines, como reducir la frecuencia de siegas, primar la plantación de especies de árboles y arbustos con flores y frutos y adaptar los calendarios de poda a la fenología de las especies.
En el caso de las talas de árboles viejos, los más propicios para la nidificación de las aves que construyen sus nidos en huecos, ha reconocido que “hay que primar siempre la seguridad y la vida de las personas, pero siempre podemos adaptar el calendario de poda o tala a los ritmos fenológicos de las especies, planificando la gestión del arbolado o poner medidas compensatorias como las cajas nido”.
Precisamente, en la ciudad de Madrid “se está gestando un plan estratégico de zonas verdes, arbolado y biodiversidad que entendemos tendrá en cuenta esas cosas y con el que se pretende hacer una planificación de la gestión a largo plazo que trascienda a los cuatro años de gobierno”, ha señalado la experta de SEO/BirdLife.
Se ha referido también a las obras de rehabilitación de edificios, donde “se debe tener en cuenta la posible presencia de nidos de vencejos y otras aves en los huecos de las fachadas antes de planificar la obra”.
El vencejo
El vencejo “es un súper héroe volante, la adaptación extrema de las aves a la vida aérea”, pasa casi toda su vida en vuelo, come, duerme y copula en el aire, los ejemplares jóvenes pueden pasar hasta dos años sin posarse y los adultos sólo lo hacen para criar, ha explicado Beatriz Sánchez.
Fuente: Efe Verde
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