Las declaraciones del presidente electo de EEUU, Donald Trump, sobre la protección del medio ambiente en general y sobre el cambio climático y la explotación de hidrocarburos en particular, sugieren que intentará dar marcha atrás a algunas de las medidas adoptadas por el Gobierno de Barack Obama, que está aprovechando sus últimas semanas en el cargo para dificultar esa tarea. El presidente de EEUU anunció el martes que prohibirá de forma permanente nuevas perforaciones en busca de crudo y gas en aguas federales del océano Atlántico y del Ártico.
La decisión fue anunciada en un comunicado conjunto de Obama y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, cuyo objetivo es «emprender acciones para asegurar una economía y ecosistema ártico fuerte, sostenible y viable». La prohibición se aplica a las aguas frente a la costa de Alaska, en el mar de Chukotka y gran parte del mar de Beaufort, y en el Atlántico desde Nueva Inglaterra hasta la bahía de Chesapeake.
Para intentar proteger estos ecosistemas, Obama, que dejará la presidencia en enero, invocó una ley de los años 50 que permite a los presidentes limitar áreas a la explotación mineral y la perforación.
Grupos ambientalistas sostienen que el uso de esa ley significa que el próximo Gobierno del presidente electo, Donald Trump, no podrá revertir la decisión, sino que tendrá que recurrir a la Justicia para revocarla.
Evitar vertidos
Según Obama, estas acciones «reflejan la posición científica de que, incluso con los mayores estándares de seguridad que ambos países han puesto en práctica, los riesgos de un derrame de crudo en esta región son importantes y nuestra capacidad para limpiar un derrame en las duras condiciones de la región es limitada».
Canadá, por su parte, considerará a todas sus aguas árticas de forma indefinida fuera de los límites para futuras licencias para exploración por gas y crudo en el Ártico, un estatus que será revisado cada cinco años con criterios científicos.
Durante su mandato, Obama tuvo que hacer frente al mayor vertido de crudo de la Historia tras el accidente, en 2010, de la plataforma petrolífera de BP Deepwater Horizon, en el Golfo de México.
Fuente: El Mundo
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