Las aves insectívoras podrían suponer una alternativa a los plaguicidas biológicos en las zonas de cultivo de viñedo, olivos y árboles frutales, según una investigación de la Fundación Internacional para la Restauración de Ecosistemas que ha determinado que estas aves comieron 1.000 kilos de invertebrados en un año en un viñedo con cajas nido.

Los investigadores situaron cajas nido en un viñedo de 200 hectáreas en Sardón del Duero (Valladolid) y aves de diferentes especies consumieron en un año un total de 1.009,06 kilogramos de insectos y otros invertebrados.

Se trata del proyecto de restauración ecológica estratégica «Control aviar de plagas de invertebrados en cultivos leñosos mediante restauración ecológica estratégica», realizado por la Fundación Internacional para la Restauración de Ecosistemas (FIRE), en colaboración con la Fundación Biodiversidad.

Mosquitero común. Imagen: http://elarrullo.blogspot.com.es/

La iniciativa se enmarca en el proyecto de la FIRE ‘Campos de Vida’ para conciliar la producción agrícola con el aumento de la biodiversidad. Para ello, desde principios de 2013 colocaron más de 300 cajas-nido para facilitar la reproducción de las aves insectívoras en viñedos, olivares y frutales de las provincias de Valladolid, Ciudad Real y Badajoz.

Con concreto, los expertos calculan que las orugas depredadas por las aves insectívoras fue un 50 por ciento superior en viñedos con cajas-nido ocupadas que en el mismo tipo de cultivo pero sin los nidales.

Además, una pareja de carboneros comunes que ocupó una de las cajas nido consumió 26,73 kilogramos de invertebrados al año, lo que sería, según las conclusiones de la investigación otro indicador del «potencial de este tipo de control biológico, que puede ser una alternativa al uso de plaguicidas químicos». Esta especie es la que mejor ha respondido a la colocación de los nidales en las zonas donde se ha actuado.

Para crear un hábitat óptimo que permita fijar las poblaciones de estas aves en las zonas experimentales del proyecto y que se conecten entre sí, se han aplicado una serie de medidas complementarias, como la plantación de setos y la creación de charcas. Con ello, se ha favorecido a otras especies silvestres como plantas, libélulas y anfibios.

«Creemos que los resultados que hemos obtenido ayudarán a que se generalice este tipo de control biológico de plagas agrícolas en cultivos leñosos», ha destacado el presidente de FIR, el catedrático de ecología de la Universidad de Alcalá José Mª Rey Benayas, que ha añadido que el estudio financiero vinculado al proyecto indica que las aves insectívoras, además, pueden reducir los costes actuales que supone para el agricultor luchar contra esas plagas.

Asimismo, ha añadido que algunas de las fincas colaboradoras han aumentado sus ingresos por la venta de vino y aceite que producen desde que son asesorados por la FIRE.

El proyecto cuenta con la colaboración de explotaciones agrícolas como Abadía Retuerta, en Sardón del Duero (Valladolid), y HaciendasBio, en Guareña (Badajoz).

Fuente: Europapress, FIRE