Como expuse en un post anterior, uno de los factores clave para el éxito de una actividad profesional o empresarial es saber gestionar proyectos, algo que es mitad habilidad (por aquello de que hay personas proclives por su estructura cerebral) y mitad capacidad (puesto que también se puede adquirir en el desarrollo de la carrera profesional).
He tratado de sintetizar algunos de los errores más frecuentes que se cometen en la dirección de proyectos, para que sirva como catálogo de lo que debemos evitar:
- Indefinición de diseño y requisitos. Es muy frecuente ponernos a trabajar “como pollo sin cabeza”, sin antes haber definido con absoluta claridad cuál es el objetivo final del trabajo, en definitiva ¿Qué espera del mismo quién nos va a pagar?
- Falta de planificación. Planificar las tareas, recursos y plazos es esencial antes de lanzar un trabajo. Ir haciendo las cosas sobre la marcha, a menudo nos resulta muy sencillo… pero puede salir muy caro.
- Omitir el análisis de riesgos. A nadie se nos ocurriría tirarnos en paracaídas sin antes haber comprobado que éste se encuentra en perfecto estado. Sin embargo, a la hora de realizar trabajos, no es raro que olvidemos analizar antes qué problemas nos podemos encontrar y cuáles de ellos serían críticos.
- No identificar adecuadamente los interlocutores. En ocasiones ocurre que la persona con quien tratamos en el desarrollo de nuestro proyecto, no es quien luego tiene que dar el visto bueno (el que paga). Hay que tener siempre claro de quién depende que nuestro proyecto sea un éxito.
- Excedernos en los costes. Es un problema mucho más frecuente de lo que sería conveniente. Debemos saber que la mayor parte de las veces se puede evitar.
- Ausencia de medición y control. Si en una panadería no sabemos cuánta harina consumimos para fabricar el pan, estamos haciendo algo mal… incluso aunque a final de año ganemos dinero. Lo mismo ocurre con un proyecto.
- Fallos de comunicación. Gestionar la comunicación adecuadamente en tiempo y forma es esencial para evitar los indeseados malentendidos.
- Ausencia de plan de contingencias. Hay que tener prevista de antemano la solución a los posibles problemas que pueden acontecer.
- Problemas con las tareas críticas: la panzada final del último día. ¿Quién no ha vivido al borde de un ataque de nervios con una tarea que hay que completar en tiempo record? Esto no ayuda al resultado de un proyecto… puede y debe evitarse.
- No destinar tiempo a aprender de los errores. Una vez que acabamos un proyecto, hay que revisar cómo se ha desarrollado y destinar tiempo a sacar conclusiones de lo que no hay que hacer la próxima vez. Nos será muy útil.
En AmbiNor sabemos algo de esto: lo hemos aplicado a más de 1.000 proyectos y llevamos 12 años haciéndolo. Inicialmente nos formamos para ello, pero sobre todo hemos aprendido mucho mediante la mejora continua del ensayo-error. Por eso, a través del Instituto Superior de Medio Ambiente, os invitamos a ampliar vuestros conocimientos en la materia. Para ello proponemos el Curso de Consultoría Ambiental: Organización y Gestión de Actividades.
Lo importante de levantar una linea base para hacer una hoja de ruta y planificar en equipo y coordinadamente para el cumplimiento de los objetivos y metas, teniendo muy en cuenta la linea de mando vertical y el trato en equipo horizontal.