«El entusiasmo será una característica innata del buen guía de naturaleza”
El entusiasmo no es exclusivo del guía de naturaleza; en todas las profesiones es importante, por ello, aparece como ingrediente para el éxito profesional en todas las recetas de “gurús” del desarrollo profesional y del emprendimiento.
Lo que tiene de especial la relación entre el buen guía de naturaleza y el entusiasmo es que surge espontáneamente, al guía le sale de dentro, no hace falta pedirlo, es una característica innata. Habitualmente se refleja en La sonrisa del (buen) guía que ya vimos en un post anterior.
El entusiasmo espontáneo
El entusiasmo para Freeman Tilden está directamente relacionado con el amor, que considera el ingrediente inestimable de la interpretación. Para hacer su trabajo de intérprete con entusiasmo, el guía de naturaleza debe estar «enamorado» tanto de la audiencia como del lugar que interpreta. Debemos entender el enamoramiento de la audiencia como respeto y empatía. Pero el amor que se relaciona directamente con el entusiasmo, es el amor por el lugar que interpreta.
¿De dónde surge este amor?
Si pensamos en los guías de naturaleza como emprendedores que eligen el lugar donde guían, se ve claro el origen del enamoramiento: Realizar la profesión deseada en ese lugar del que ya estaban previamente enamorados: su entorno habitual o el de su niñez o el de su flora o fauna favorita. Lo vemos muy claro en los alumnos del curso de Guía de Naturaleza: Diseño de Rutas Interpretativas del Instituto Superior del Medio Ambiente que demuestran amor por la zona que eligen para resolver los ejercicios prácticos.
En cambio, no siempre es así. Pensemos ahora en esos guías que no seleccionan el lugar en el que guían, los guías contratados para guiar un determinado lugar y ese lugar es elegido por quien les contrata.
¿Puede surgir el amor? ¿Puede ese guía contratado trabajar con entusiasmo?
Claro que sí. No es un amor a primera vista, pero ese lugar les irá conquistando poco a poco: En las jornadas de trabajo de campo, trabajo de preparación, revisión sobre el terreno, etc… el buen guía de naturaleza irá reconociendo los rasgos que va a interpretar, los elementos de interés y se irá «empapando» de la esencia de ese recorrido. Tras esas jornadas de campo vendrán las revisiones de bibliografía, identificación de especies, conocimiento de historias y anécdotas interesantes para la audiencia.
Finalmente, ya sea por conocerlo de toda la vida o por esa conquista paso a paso, cuando el guía de naturaleza llega a elaborar el guion ya está enamorado del lugar y trasmitirá todos los valores con entusiasmo.
¿Para qué sirve el entusiasmo? Tomo prestadas las palabras de Larry Beck y Ted T. Cable en «Los regalos o dones de la Interpretación»:
«El entusiasmo revela el interés del intérprete y provoca el interés del público»
Por tanto, solo me queda desearos para vuestras rutas:
¡Que los guías de naturaleza entusiastas os acompañen!
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