Unas de las decisiones estratégicas que tienen que tomar las organizaciones que se deciden a mostrar su compromiso ambiental ante terceros es qué esquema de certificación ambiental van a seguir. Existe un amplio modelo de certificaciones: para productos ecológicos, para huella ambiental, eventos sostenibles… en esta entrada me centraré en los principales modelos de certificación de la gestión ambiental: ISO 14001 y EMAS.
Ambos estándares se justifican en la necesidad de una guía que permita a las organizaciones mejorar su comportamiento ambiental y, mediante una certificación o verificación independiente, acceder a un reconocimiento formal como señal al mercado de ese esfuerzo por reducir el impacto al medio ambiente.
ISO 14001 es la respuesta de la Organización Internacional de Estandarización a esta necesidad, mientras que EMAS es la solución adoptada en la Unión Europea para dotarse de un mecanismo de mercado que diferenciase a las organizaciones con mayor compromiso ambiental.
La comparación entre ambos modelos viene de largo. La primera versión del Reglamento EMAS es del año 1993, fruto de una conciencia ambiental europea que presionaba a sus gobiernos e industrias, desde finales de los años setenta, para favorecer un modelo de producción más sostenible. ISO 14001 hereda la tradición del modelo de gestión de la calidad ISO 9001. La primera versión se publica en 1996 como respuesta a la demanda internacional de mecanismos para reducir el impacto de las industrias sobre el desarrollo sostenible, identificada en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992.
Actualmente están en pleno vigor EMAS III -la tercera actualización del reglamento europeo- y la última versión de la norma internacional, ISO 14001:2015. A la hora de decantarse por la implantación y certificación de un sistema de gestión ambiental según uno u otro modelo cabe preguntarnos ¿son igualmente eficaces a la hora de demostrar el compromiso de mi organización? ¿cuál de los dos debería elegir?
Parecidos entre ambas normas:
- Ámbito de aplicación: en los orígenes la gestión ambiental estaba reservada al sector industrial, pero ambos modelos han salido de las fábricas para pasar a ser aplicables a cualquier tipo de organización, sea pública, privada, industrial o de servicios. Tanto EMAS como ISO 14001 pueden utilizarse para mejorar la gestión de la Administración, asociaciones sin ánimo de lucro, empresas de servicios…
- Ámbito territorial: el estándar ISO tiene una clara vocación global desde su origen, es más, es la respuesta a la aparición de diferentes modelos de certificación de la gestión ambiental en distintos lugares. Por su parte, EMAS se ha ido adaptando a un mercado globalizado, dando respuesta a situaciones diversas, tales como empresas con ubicaciones en distintos países de la Unión Europea, organizaciones con sedes dentro y fuera de Estados miembro, así como organizaciones en terceros países.
- Sistema de gestión ambiental: los dos modelos hacen referencia a la necesidad de controlar procesos para reducir el impacto ambiental de los mismos. El requisito en este sentido es el mismo, en tanto que para acceder a EMAS se pide que la organización cuente con un sistema de gestión y se cita, a modo de ejemplo, ISO 14001.
- Diagnóstico inicial: uno de los acercamientos recientes de ISO 14001 a EMAS ha sido la incorporación del necesario trabajo previo al desarrollo e implantación del sistema de gestión ambiental. EMAS cuenta con un “análisis medioambiental”, entendido como el “análisis global preliminar de los aspectos medioambientales, los impactos ambientales y los comportamientos medioambientales relacionados con las actividades, productos y servicios de una organización”. ISO 14001:2015 ha incluido la necesidad de comprender la organización y el contexto en el que opera, incluyendo las necesidades y expectativas de las partes interesadas.
Diferencias entre ISO 14001:2015 y EMAS III:
- Comprobación: ambos modelos se basan en la obtención de un distintivo otorgado por un tercero independiente de la organización. En ISO 14.001 el proceso es una auditoría externa que puede resultar en la certificación de la conformidad del sistema de gestión ambiental con el estándar de referencia. En EMAS ocurre una inscripción en el registro europeo -por parte de la Administración ambiental- previa verificación –por una empresa independiente similar (o la misma) a las que hacen las auditorías para las certificaciones ISO 14001. Así, la verificación –más ambiciosa que la certificación- es el proceso de evaluación de la conformidad -llevado a cabo por un verificador medioambiental– para demostrar si el análisis medioambiental, la política medioambiental, el sistema de gestión medioambiental y la auditoría medioambiental interna de una organización y su aplicación se ajustan a los requisitos del Reglamento EMAS.
- Cumplimiento normativo: si bien es cierto que desde los borradores de ISO 14001:2015 vimos un avance significativo en lo que se refiere a los requisitos legales. Es más, la redacción actual de la norma internacional no deja lugar a dudas: incluye el cumplimiento de la legislación ambiental como uno de los objetivos del sistema de gestión. La diferencia principal reside en que EMAS es un modelo público, basado en un registro en el que no pueden entrar las organizaciones que no estén al día con la legislación ambiental. Si una empresa está en EMAS es porque la propia Administración ambiental se ha pronunciado sobre su situación, mientras que el único impedimento para que una organización esté en ISO 14001 sin contar con alguna licencia ambiental es el criterio de la certificadora que concede el sello. Quizá pronto dejemos de ver empresas que incumplen legislación ambiental en ISO 14001, pero, de momento ISO 14001 no es garantía de este sentido.
- Transparencia: mientras que ISO 14001:2015 sigue dejando a criterio de las organizaciones la posibilidad de ofrecer información al público y a otras partes interesadas sobre sus aspectos ambientales, EMAS establece como requisito la elaboración, validación y actualización de una “Declaración medioambiental”, con información completa que sobre la organización en relación con su estructura y actividades, su política medioambiental y su sistema de gestión medioambiental, sus aspectos medioambientales y su impacto ambiental, su programa, objetivos y metas medioambientales, su comportamiento medioambiental y el cumplimiento de las obligaciones legales aplicables en materia de medio ambiente.
¿Cuál elegir?
La decisión dependerá del grado de información que la organización quiera ofrecer al mercado y otras partes interesadas. Como hemos visto, EMAS es más exigente en lo que se refiere a la transparencia. También en lo relativo al cumplimiento de la legislación ambiental aplicable a las organizaciones.
Mientras que la certificación en ISO 14001 supone un avance importante para las organizaciones que dan el paso de preocuparse por su gestión ambiental, la verificación EMAS demuestra un mayor compromiso con los requisitos y resultados ambientales de la empresa.
Así pues, parece interesante elegir ISO 14001 como instrumento de entrada a la certificación de sistemas de gestión ambiental, siendo EMAS la apuesta de las organizaciones que realmente se plantean mejorar su desempeño ambiental y compartir los resultados alcanzados con todas las partes interesadas.
En la práctica casi todas las organizaciones en EMAS están también en ISO 14001, una tendencia favorecida por las empresas que hacen certificación y verificación ambiental, así como por el hecho de que para estar en EMAS es necesario contar con un sistema de gestión ambiental y la certificación en ISO 14001.
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Bien resumido. Hay bastantes cambios en las nuevas normas 2015.