Aunque empleemos los Sistemas de Información Geográfica para generar principalmente mapas, también sirven para obtener información asociada a otros datos que, en principio, nuestros ojos no ven y pueden ser analizados de otra manera más visual con ayuda de los SIG.
Los mapas de distribución de especies nos ayudan a identificar las zonas por las que se reparte dicha especie, pero… ¿podemos saber algo más? La respuesta es… sí. Estos modelos de distribución nos muestran cada rincón por los que ha sido inventariada o descrita una especie. Un ejemplo de ello lo vemos, a continuación, con la distribución del Bengalí rojo (Amandava amandava).
Si extraemos, por ejemplo, información climática de todos los puntos de España y enfrentamos estos datos climáticos con los que proporciona la especie, podemos identificar las cualidades climáticas del nicho ecológico en el que vive. De esta manera podemos advertir los principales parámetros en los que se mueve esa especie para identificar zonas potenciales de distribución. Así, por ejemplo, vemos que el Bengalí rojo tiene una tendencia a distribuirse en zonas de entre 14ºC y 19ºC de media frente a valores de precipitación de entre los 450 mm y los 900 mm ocupando un nicho climático específico (valores en rojo) y contrastable con el resto de valores posibles en la Península (valores en gris).
El jugar con la información climática de las especies nos puede ayudar a elaborar infinidad de gráficos y advertir cualquier indicio o tendencia en los mismos respecto a sus parámetros climáticos. Ejemplo de ello podemos verlo con el hábitat 9120 (Hayedos acidófilos atlánticos con sotobosque de Ilex y a veces de Taxus) donde su patrón de distribución sigue una tendencia lineal y agrupada cuando se contrasta con valores climáticos a nivel nacional.
Estos patrones de distribución pueden ser determinantes para identificar los rangos o elaborar mapas de distribución de las especies pudiendo identificar las zonas donde, climatológicamente, es más probable encontrar a una especie e incluso advertir de diferentes poblaciones de una misma especie. Ejemplo de ello lo encontramos al analizar los datos de altitud y temperatura de la Ganga común (Pterocles alchata) en los que podemos diferenciar claramente cinco agrupaciones climáticas de datos que representan cinco grupos poblacionales dispersos dentro de la Península. Todos y cada uno de ellos diferentes a los demás sin seguir un modelo de distribución homogéneo.
Estos análisis sugieren que, si bien un mapa de distribución aporta información, los datos ocultos de las especies que nuestros ojos no ven, en principio, pueden aportar mucho más y ayudarnos a identificar patrones de distribución.
Una vez más queda demostrado que datos de calidad, bases de datos, programas estadísticos o la ayuda de otras herramientas como MaxEnt son claves para jugar y representar este tipo de información con ayuda de ArcGIS.
El Instituto Superior del Medio Ambiente proporciona formación en esta materia en sus cursos SIG Aplicados a la Gestión Ambiental (online) e Inventario de Flora y Fauna con técnicas GIS/GPS.
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