La totalidad de las leyes específicas de Paisaje, vigentes en España, utilizan el concepto de fragilidad visual, como base metodológica para valorar la integración de cualquier actuación en el territorio.

De hecho muchas Comunidades Autónomas, independientemente de poseer o no una Ley Autonómica que regule el Paisaje, ya cuentan con mapas de fragilidad visual de todo el territorio, como forma de cualificar el mismo en términos de su mayor o menor susceptibilidad al cambio cuando se desarrolla un nuevo uso sobre él.

Es importante reflexionar sobre el origen del concepto de Capacidad de Absorción Visual o más conocido en España como Fragilidad Visual:

Fue desarrollado en la década de los años 60 del siglo pasado por el Servicio Forestal de los Estados Unidos, con el principal objetivo de identificar qué áreas permitían el desarrollo de determinadas actividades sin que la calidad visual del paisaje en su conjunto se viera mermada. Como premisa metodológica es importante señalar que los usos del suelo analizados no suponían en ningún caso una transformación radical del espacio en su conjunto sino intervenciones de carácter puntual: carreteras, líneas eléctricas, obras hidráulicas o incluso de carácter temporal: talas.

Ejemplos de cómo en un terreno forestal, la fragilidad visual aumenta con la pendiente Fuente de la Imagen: Anderson, L., Mosier J. & Chandler, G. “Visual Absortion Capability”. National Conference on Applied Techniques for Analysis and Management of Visual Resource. Incline Village, Nevada. April 23-25.1979

En España en la década de los años 80 se desarrolló un esquema metodológico de la mano de Miguel Aguiló que introducía como novedades el concepto de la fragilidad visual derivada de las características histórico – culturales y la accesibilidad (fragilidad visual extrínseca).

Actualmente las líneas de investigación a escala mundial en relación a la revisión del concepto de Fragilidad Visual  se encuentran en punto muerto desde la década de los años 90 , pero en contrapartida como ya se señalaba en la introducción su utilización a nivel institucional y profesional se ha extendido de forma generalizada fundamentalmente en los países de lengua hispana.

Esta generalización se debe a su objetividad al obtenerse por la integración de varios factores espaciales y sustentarse desde sus inicios en la utilización de los Sistemas de Información Geográfica.

Aunque los fundamentos metodológicos  han variado muy poco en los últimos cincuenta años, la calidad de un mapa de fragilidad visual, debe de sustentarse en unos criterios y conocimientos paisajísticos lo suficientemente sólidos para que permitan realizar una  adecuada selección  tanto de los factores espaciales a considerar como de su posterior forma de integración… No hay que confundir los conocimientos con la herramienta (SIG).

Fragilidad Visual del Humedal Salinas Chicas, Chile. Fuente: http://www.fpa.conama.cl

La cualificación del territorio en términos de su fragilidad visual responde generalmente a los siguientes objetivos:

Como instrumento de Identificación y Calificación del Paisaje a escala territorial, dentro de las medidas específicas establecidas por la Convención Europea del Paisaje, ratificado por España el 26 de noviembre de 2007 y entrando en vigor el 1 de marzo de 2008: Responderían a los mapas de fragilidad realizados  a escala autonómica.

En los Planes de Ordenación Territorial los mapas de fragilidad visual son un factor más a considerar en la determinación de la Capacidad de Acogida del Territorio para la actividad o actividades consideradas y de sus Impactos asociados (Evaluación Ambiental Estratégica).

En los Proyectos los mapas de fragilidad son un factor más a considerar tanto en la Evaluación de los Impactos asociados como en el desarrollo de las correspondientes Pautas de Integración Paisajística (Evaluación de Impacto Ambiental)

Como conclusión cabría señalar que el principal problema metodológico de la Fragilidad Visual es que originalmente ésta se desarrolló para evaluar los efectos en el paisaje  del desarrollo de intervenciones puntuales en ámbitos generalmente de carácter forestal que ofrecían cierta calidad, pero no para intervenciones de gran entidad superficial que generan paisajes radicalmente distintos afectando a los paisajes que contactan con la intervención, que por otra parte presentan calidades muy diversas.

En mi opinión el concepto de Fragilidad Visual debería de sufrir una revisión conceptual y metodológica profunda que permitiera considerar la visión de la ecología del paisaje, superar las dualidades que subyacen desde su concepción y posteriores revisiones entre Territorio y Actuación Antrópica, realizar un análisis estadístico de componentes principales de los factores considerados, utilización de los datos LIDAR…. Se busca Mecenas.

Estos conceptos se ven en algunos de los programas formativos del ISM como  Aplicación Práctica de los SIG a los estudios del Paisaje y Paisaje e intervención ambiental.