En los últimos años son muchas las noticias que nos llegan de los graves problemas que ocasionan las toallitas húmedas ya que por su estructura pueden llegar a producir atascos en las tuberías interiores de las viviendas o grandes tapones en el sistema de alcantarillado y en la propia estación depuradora de aguas residuales.
Es cierto que las toallitas húmedas son útiles para multitud de cosas y, dejando de lado el debate de si son imprescindibles, pues hemos vivido sin ellas muchos años ya que su función estaba cubierta por otras opciones (agua y jabón principalmente), la comodidad de su uso ha hecho que año tras año sean cada vez más utilizadas por más personas y en cada vez más situaciones diferentes.
Como sucede en otras ocasiones y ámbitos de la vida, a veces aun previendo el éxito que puede tener una idea, iniciativa o proyecto, en pocas ocasiones se plantean las consecuencias que esto puede tener para intentar de evitar el problema por adelantado. Y es posible que en este caso, la industria encargada de la fabricación y distribución de este producto no analizase la posibilidad de que las toallitas húmedas fueran a suponer un nuevo problema en el ámbito de la gestión del agua y los residuos. Sin embargo, y aunque a día de hoy sí son responsables y deberían pensar en posibles mejoras en el producto y en cumplir con los estándares de calidad que les obliguen a emplear tejidos que sean biodegradables y que evitasen el conflicto o al menos no lo incrementasen, no creo que la problemática sea únicamente de la toallita en sí.
Gran parte del problema somos nosotros que parece que no queremos darnos cuenta de que el váter no es un cubo de basura y no todo se puede tirar al inodoro. Esto es algo que yo siempre he tenido claro, pero no parece que todo el mundo lo sepa, pues durante mis años de estudiante estuve de prácticas en estaciones depuradoras de aguas residuales y lo comprobé personalmente.
Desde mi punto de vista la solución a este problema debe ser compartida. En los propios envases y publicidad de las toallitas se debe incidir y dejar claro que no se deben tirar por el WC, pero la mayor parte del esfuerzo debe recaer en el ciudadano. Debe saber y tener claro cómo debe deshacerse de sus residuos y esto se consigue educando y concienciando. Las toallitas húmedas son sólo uno de los residuos que NO hay que desechar por el inodoro, pero tampoco debemos tirar los bastoncillos, las compresas y tampones, los preservativos… tantos y tantos residuos que deben ser depositados en la basura de casa y que aparecen siempre en las EDAR. La base de una sociedad respetuosa con el medio ambiente parte del saber y, a partir de ahí, actuar en consecuencia.
María Álvarez es docente de los cursos Especialista en Gestión de Residuos y Gestión de Residuos Urbanos que imparte el Instituto Superior del Medio Ambiente.
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