El Convenio Europeo del Paisaje (CEP) ha permitido desarrollar un concepto de integración del paisaje que llega no sólo a los paisajes singulares, naturales o rurales, sino también a los urbanos y periurbanos, así como a los cotidianos, a esos paisajes de cada día, de cualquier lugar…
Todo ello producto de una mayor sensibilización social hacia el paisaje; las personas cada vez sienten más inquietud con respecto a la calidad de su entorno sea natural, sea rural o urbano.
Pero cuando hablamos de calidad y paisaje a que nos referimos. Pues igual que el término paisaje, el término de calidad también tiene múltiples acepciones e interpretaciones. Según el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española, calidad se define como ”la propiedad o conjunto de propiedades inherentes a una persona o cosa que permiten apreciarla con respecto a las restantes de su especie”, o también como “superioridad o excelencia”.
Desde el punto de vista de la gestión, según ISO 9001:2015 el concepto de calidad está muy relacionado con el nivel de satisfacción o conformidad del cliente con el servicio que se le presta, o por el producto que éste consume. Dependiendo de la forma en que un producto o servicio sea aceptado o rechazado, podremos decir si éste es bueno o malo. De ahí, que muchas veces el nivel de calidad se mide en función de la reacción y preferencias del cliente.
Revisando la literatura de ordenación del territorio, el término calidad se entiende como el grado de excelencia de un recurso, o de un punto del territorio, que no debe ser destruido, o señalado de otra manera, el mérito para ser conservado, entendiendo su uso sustentable, de forma que se garantice su producción indefinida. Otros asumen que la calidad de un paisaje debe entenderse como el grado de excelencia de sus características visuales, olfativas y auditivas como también por razones ambientales, sociales, culturales, entre otros factores.
El CEP define la calidad paisajística, de una manera simple, como el encuentro entre las aspiraciones de la ciudadanía, la opinión de los expertos y las políticas públicas en relación al paisaje. De este modo, la calidad plasma de manera fidedigna y después de un intenso proceso de consulta y participación pública, la meta final que una ciudad, pueblo o localidad se marca a sí misma en términos de mantenimiento y mejora de sus paisajes.
Así la calidad del paisaje es un proceso de participación, dialogo, negociación y de expectativas, en donde los ciudadanos muestran su aspiración hacía un entorno físico atractivo, limpio, afable y estéticamente armonioso que genere bienestar y mejore su calidad de vida. Esta calidad tiene que ver, por tanto, con los sentimientos que despierta la contemplación del paisaje, y si uno toma conciencia de que muchos paisajes cotidianos están deteriorados, carentes de cuidado, sin identidad se percata también de que eso perjudica la calidad de vida de los ciudadanos.
En el curso ofertado desde el Instituto Superior del Medio Ambiente, sobre Paisaje e Intervención Ambiental, veremos en detalle las herramientas para valorar la calidad visual del paisaje así como la normativa e instrumentos legales que se le aplican como las herramientas de gestión, ordenación y protección que permitan dar respuesta a la cada vez mayor demanda del mercado de profesionales con formación integral en este campo.
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